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Quebec - August 8, 2009

Un síndrome llamado SAD

Cuando el doctor Cruz me recibió creí que me tropezaría con uno de esos profesionales rígidos que desafían las manecillas del reloj, pero su charla amena y su naturaleza colombiana sumada a sus treinta cinco años de convivencia en Québec rompieron el hielo de inmediato, tanto que pensé que le había picado el gusanillo del periodismo, pues sin darme cuenta me sometió a su propio interrogatorio.

 

A primera vista Cruz rompe con el estereotipo de muchos médicos. “Me gradué de medicina en la Universidad de Mc Gill, obtuve mi licencia, pero no fui a practicar, volví a las aulas para hacer investigación científica, hice un doctorado en biología. Entré a medicina por necesidad, para traer a mi mamá de Colombia, después me gustó mucho, me divertí, pero descubrí que era bastante ignorante en demartología y que mis pacientes con problemas sicológicos no recibían suficiente ayuda de los siquiatras. Pasé casi veinte años estudiando, mi último grado lo obtuve en 1990 y desarrollé un interés por la psiquiatría y la demartología.

 

Recuerdo que hace como cinco años el contexto quebequenses cambió, el Gobierno empezó hablar de una manera muy agresiva sobre los médicos, comenzaron a rotarnos por varios sitios como si fuéramos soldados. Me di cuenta que no teníamos la misma protección de derechos individuales que el resto de la sociedad, pues ninguna persona es forzada a trabajar a donde no quiere, excepto los médicos porque así lo exige la ley. Esto me parece una violación de los derechos de un grupo en particular, una discriminación, por eso decidí retirarme de la medicina porque no quiero ser parte del sistema y ahora trabajo en psicoterapia y estética”.

 

Para Javier Cruz, estas dos prácticas están bastante relacionadas y aunque no quiere abandonar a sus antiguos pacientes, ha reducido a un 30% la práctica de la medicina y desea retirarse completamente. “El 29% de los quebequenses no tiene médico de familia y yo me considero responsable de eso, porque yo reduje mi práctica, lo hice apropósito como protesta para tratar de causar una situación en donde la Provincia no tenga suficientes médicos por eso soy responsable, al igual que quienes cogieron su maleta y se mudaron para Ontario, ellos hicieron su mudanza, yo me he ido retirando poco a poco. Estoy contento de hacer psicoterapia y dermatología, únicamente, veo a mis antiguos pacientes porque ya son mis amigos”.

 

La “depre” y el invierno

Existen dos métodos aprobados para médicos, la terapia interpersonal y la cognitiva, porque no se puede especular ni improvisar.“Yo hago las dos pero más la cognitiva, porque está comprobado que es tan eficaz como los antidepresivos y si los pacientes son responden, se pueden mejorar rápidamente”.

 

El Doctor Cruz trabaja básicamente dentro de tres categorías: depresión, ansiedad y problemas de personalidad. “La psiquiatría de la personalidad es más difícil de tratar, hay una cuarta que son los sicóticos. Yo estoy del lado de los neuróticos, en Canadá dado el sistema que tenemos los siquiatras han perdido el interés de tratar a los pacientes con palabras, su interés es la psicosis porque hay demasiados sicóticos para tratar y eso es más adecuado para ellos, a nadie le gusta usar su experiencia para boberías. Para ellos los casos de ansiedad o depresión los puede solucionar cualquiera y tienen razón, lo puedo hacer yo como médico.

 

No dudé en preguntarle qué categoría pesaba más en la sociedad quebequense y me dijo sin rodeos, “primero hay que diferenciar entre la gente de Québec o el quebequense. Un colombiano por ejemplo que vive en la Provincia puede sentirse también canadiense, pero los problemas sicológicos van a ser muy específicos. Es raro que los colombianos se depriman, pues tienen una tendencia a tratarse asímismos, con terapias cognitivas, además tienden a defenderse, a no dejarse hundir, a ser más positivos, poseen una sensación del control sobre la situación, creen en sí mismos y en la capacidad de controlar eventos, por eso es una de las tasas de depresión más bajas del mundo, las Naciones Unidas declaró a Colombia como el país donde la gente vivía más feliz. En cambio si usted observa, el pueblo de Quebec tiene la tasa de suicidio más alta a nivel mundial, hay una gran cantidad de depresión, sin embargo, son inteligentes, buenos pacientes porque vienen a la terapia, hacen su trabajo y se mejoran.

 

A pesar que nadie ha establecido cuáles son las razones para que estos niveles sean tan altos, es primordial destacar que esta es una sociedad con una historia muy interesante, pues debido al gran número de incestos, hubo muchísimo cruce genético entre familias porque vivían en regiones muy aisladas. Por eso hay un gran porcentaje de epidemias, en Saguenay por ejemplo, la tasa de ataques al corazón tiene record mundial, por la ausencia de un receptor que es de origen genético, la gente le dice el mal colesterol, que en realidad es la lipoproteína, un receptor que lo produce la sangre y en el caso de los quebequenses de nacimiento, ese receptor es defectuoso por razones genéticas.

 

Entonces hay que tener en cuenta todos esos factores y el hecho que estos lípidos puedan tener algo que ver con el funcionamiento mental, por ejemplo hay una medicina que inhibe la producción de la lipoproteína ligera que combate el Alzahimer, que es un problema mental. No hay un estudio todavía, pero es posible que el suicidio en Québec sea debido en realidad a factores genéticos. Los judíos sufren mucho de depresión y tienen un problema conocido como Distimia porque genéticamente tienen una deficiencia de Cerotomina, entonces al hablar de Québec debemos hacer siempre una distinción, de acuerdo con el grupo étnico.”

 

Durante la temporada de invierno el aumento de casos de depresión es bastante frecuente, sin asombro el doctor Cruz afirmó: “La depresión que se presenta está relacionada con la ausencia de luz y tiene un nombre especifico SAD Seasonal Affected Disorder, es un trastorno producido por la temporada. A medida que baja la luz comienza una depresión en ciertos cerebros, no en todos y esto es corregible con exposición a luz. En Québec una de las curiosidades de este fenómeno es que podemos diagnosticar los pacientes debido al gran apetito por las cosas dulces y si consume muchas golosinas por las noches es lógico que se va a engordar y al no querer engordar se va a sentirse mal, el deseo de querer cosas dulces es supremamente poderoso, obviamente no es necesario tener SAD para sentir esos antojos.

 

Si vamos más allá podemos decir que ciertas situaciones que se viven en esta sociedad se prestan para la aparición de estados ansiosos, o nerviosismo, veo que muchos de mis pacientes tienen miedo de sus jefes o sus empleadores cuando en realidad no hay razón para eso, pero la gente siente inseguridad en su trabajo, les exigen demasiado, siempre están midiéndoles la productividad. En los medios quebequenses y en el sector gubernamental no hay tanta presión para producir, ellos están bien en esa área. Sin embargo, el inmigrante no, por ejemplo, acá sino me equivoco le piden a una mujer que atienda veinticinco cuartos en un hotel mientras que en Cuba son quince. Es obvio que la cubana tiene un trabajo más suave, más lógico, las de aquí viven tensas todo el día con miedo pues si las despiden no están preparados para otra cosa, entonces las despiden. Frecuentemente estas personas tensas pueden compensar su estrés, comiendo”.

 

Cruz puede hablar de los trastornos de sus pacientes y pasar a los tratamientos dermatológicos y demás temas de interés general, con asombrosa rapidez, si bien vislumbra su futuro orientado a la eliminación de arrugas, aprovechando los avances científicos para el estiramiento de la piel, en su consultorio lo aguardan sus pacientes neuróticos, ya habrá tiempo para hablar sobre estética y discutir temas sobre política nacional e internacional. El timbre insistente del teléfono interrumpió la lluvia de preguntas del doctor Cruz sobre la realidad colombiana y en especial mi opinión respecto al Presidente Chávez, gracias a Dios, pude escapar con mediano éxito de otra de mis citas improvisadas al diván.

 

 

 

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