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Colombia - August 8, 2008

Nuestro Carrusel “Abejitas” y “ Campanitas”

Luego del éxito de la operación Jaque que logró la liberación de catorce secuestrados y de la amplia difusión que nos dieron los medios colombianos sobre el debilitamiento por no decir el ‘entierro” de las FARC, el cadáver se levantó para decir que no dialogaran con el Gobierno de Colombia mientras Álvaro Uribe sea presidente. Este juego mediático de hacernos sentir que Colombia esta ganando la guerra, es perverso. Allí están “vivitos y coleando”, que han tenido sus bajas si, pero que tienen como seguir empuñando las armas no hay duda de ello.

 

La respuesta que no están tan “acabados” como nos hacen pensar en Colombia es la vinculación y desvinculación de niños, niñas y adolescentes del conflicto armado colombiano y su desempeño como soldados. Cifras del 2007, divulgadas por Unicef, confirman que “más de la mitad de la población que ha sido desplazada en Colombia durante los últimos seis años son niñas y niños (1’100.000). Cerca de diez de cada cien víctimas de minas antipersonales son niñas y niños y el enfrentamiento armado en Colombia tiene reclutados a cerca de diez mil niñas y niños”.

 

Ahora que están escasos de “personal” el reclutamiento continúa. Encontré en Medios Por la Paz, una entrevista de Dagoberto Muñoz Erazo del equipo periodístico del programa Rompecabezas sobre un padre que relata el episodio de su hijo de 11 años reclutado por las FARC y que fue dado de baja cuando, próximo a cumplir los 17 años, intentó desertar en compañía de otros jóvenes guerrilleros.

 

No podemos desconocer que los menores en Colombia siguen siendo utilizados como “carne de cañón, incluso en un informe de Human Right Watch que leí explican que los guerrilleros llaman a los niños combatientes ‘abejitas,’ capaces de picar antes de que sus enemigos se den cuenta que están siendo atacados; mientras que los paramilitares los llaman ‘campanitas,’ haciendo referencia al sistema de alarmas. Pues bien, mientras haya tantas Abejitas y Campanitas al alcance de los grupos armados, NO podemos cantar victoria.

 

En esa medida quiero resaltar la labor del grupo AGAPE que recibe por cuarta vez consecutiva un minúsculo grupo de menores ex combatientes que están en un proceso adelantado de reinserción a través del ICBF y vienen a Canadá por un mes para buscar la reconciliación en un espacio neutro. Para esta organización una de las herramientas terapéuticas más eficaces en el proceso de rehabilitación de menores desvinculados de la guerra es la implicación de la comunidad. Si queremos lograr la paz, ¿porqué no le apostamos más a la reconciliación? Yo me pregunto: ¿Estamos realmente preparados los colombianos para convivir con los reinsertados?

 

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