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Quebec - April 27, 2009

MÉNAGE à trois: Gays, Inmigración e Integración

Nuestro encuentro se llevó a cabo tal como lo planeamos, en el muy “trendy” Bistro/ Bar llamado Kilo, en pleno corazón del barrio Gay de Montreal. Allí, en una mesa estratégicamente ubicada hacia la calle, me esperaban Daniel Sabourin, Laurier Beaudoin y Jaime Serrano, tomándose unas cervecitas. Ellos decidieron hablar conmigo sobre la situación de muchos gays que llegan por primera vez a vivir a Montreal atraídos por ese paraíso terrenal llamado “Village Gay”.

 

Daniel es quebequense, trabaja en Ottawa y viene todas las semanas a Montreal, él va directo al grano: “No existe un centro de acogida para los inmigrantes gays que les permita adquirir un poco de confianza en este nuevo país, ni un lugar donde ellos puedan encontrar información pertinente a la cultura, servicios de salud, trabajo e integración que les muestre la realidad, pues muchos llegan con la idea del sueño canadiense, que se puede acceder a todas las áreas con mucha facilidad y cuando aterrizan, la decepción es total”. Asevera convencido.

De acuerdo con Sabourin, los inmigrantes gays llegan con los bolsillos estropeados, pero grandes planes, un tanto idealistas pues se necesitan varios meses para que sigan su proceso de aprender francés e integrarse, él me asegura: “ Lo peor es que no comprenden ciertos límites, llegan a gastar todo su dinero en las peluquerías, gimnasios, bares, restaurantes costosos para sentirse aceptados”


Para Daniel es claro que la comunidad Gay tiene un estilo de vida muy alto, eso se complementa con estereotipos como el culto al cuerpo, las fiestas, la ropa costosa, autos lujosos, etc. La mayoría de recién llegados se gastan la plata en los lugares equivocados y según mi invitado, esto se debe a que carecen de una bitácora de vuelo, no hacen sondeos sobre sus profesiones y estudian cualquier carrera, sin aprovechar toda la experiencia profesional que han adquirido en sus respectivos países, lo cual puede ser perjudicial porque entran a un universo completamente desconocido.

 

Por otra parte, están los profesionales del área técnica, que a pesar de haber una alta demanda en el mercado canadiense, deben enfrentarse a las barreras de los idiomas o al hecho que su experiencia no todas las veces es una ventaja en Canadá, entonces la idea es tener un plan trazado que los conduzca a las personas correctas.

 

La explotación laboral también afecta a los gays, algunas veces reprochable, pues es inadmisible según Sabourin que los profesionales no se preocupan por estudiar las leyes de Canadá. Jaime, difiere de esta opinión, por eso interrumpe y explica: “Nuestro objetivo primordial es salir a buscar un empleo, porque debemos pagar el arriendo, las comidas, el celular, etc, los empleadores lo saben por eso nos ofrecen unos salarios muy bajos y ¿qué opción tenemos? Ninguna. Comenzamos a trabajar en lo que sea al comienzo, luego salimos a hacer una búsqueda profesional. Igual conozco historias de gays explotados en los Spas o restaurantes.

 

Daniel insiste: “Hay que hacer un sondeo, la gente no tiene en cuenta siquiera el tiempo que requiere aprender un idioma, acá se llega a un programa de transición e incluso hay préstamos de estudios. Lo que más me molesta es que las páginas de Internet de inmigración vendan la idea que es muy fácil encontrar trabajo, pero como no es así, la gente termina diciendo: Canadá no me da oportunidades”.


Para concluir su intervención Dan propone: “Lo primero que yo haría sería sensibilizar al Gobierno (CIC en Ottawa) para que dediquen un espacio en su sitio Web dirigido a los miembros de las comunidades gays o GLBT que escogen Canadá como país para inmigrar o simplemente para visitar. Y en segundo lugar, abriría un centro de información en el Barrio Gay dedicado exclusivamente a los aspectos de inmigración”.


Mundos diferentes

Laurier, quien había permanecido un poco callado toma la palabra y explica que para encontrar un empleo es necesario tener una red de contactos y buscar las asociaciones gays en Montreal, pues a nivel de integración estos organismos ayudan a que los recién llegados no caigan en malas compañías. Asimismo es vital acabar con la idea que es necesario estar inmersos en los círculos gays para poder triunfar.

 

Beaudoin cree que en general la comunidad gay es abierta a los heterosexuales, pero cada persona tiene sus propias convicciones. Cuando hablamos sobre la drogadicción en los bares del Village, me explica que es una problemática que no le pertenece a una sola comunidad. “No todos los profesionales gays están matriculados en este barrio, de rumba en rumba, hay otros que tienen múltiples responsabilidades como nosotros, que trabajamos en Ottawa y simplemente venimos a Montreal porque nos gusta, es nuestra ciudad, frecuentamos algunos restaurantes del Village, salimos con nuestros amigos, etc”. Afirma serenamente.

 

Desafortunadamente para Beaudoin los gays inmigrantes les ponen una etiqueta cuando en realidad hay parejas homosexuales estables, no son promiscuos, están casados, con sus hijos, llevan una rutina tranquila, simplemente vienen a relajarse un rato al Village. “Los recién llegados tienen que entender que hay otro mundo en Montreal distinto al Barrio Gay”.

En cuanto a temas como la homofobia, que de todas maneras existen algunos brotes aislados en Montreal, Beaudoin me dice que hay organizaciones que trabajan en las escuelas para prevenir este tipo de discriminación e incluso son campañas a nivel Federal. “Simplemente son fenómenos que se presentan, igual si me preguntas por casos como menores abusados por homosexuales, te digo que no por ser gays somos depredadores de menores. Si dejas a tu hijo sin vigilancia navegando por Internet está tan vulnerable de ser atacado por un homosexual como por un heterosexual.” Concluye Laurier.

 

No estoy deslumbrado.

Jaime Serrano es colombiano y decidió quedarse más de los seis meses previstos para obtener su residencia permanente. “Muchos amigos siguen creyendo que Montreal es un paraíso, Disneyland, yo llegué en pleno verano, había mucha gente en las calles, el desfile Gay, todo muy divertido, pero no estoy alucinado por esta ciudad”.


Jaime cuenta que siempre ha asumido su homosexualidad, sus amigos y familiares vivían al tanto de su inclinación sexual en Bogotá, no es amante de los gethos, pues le gusta relacionarse con personas de otros entornos. Viene al barrio gay a rumbear, comer o encontrarse con sus amigos, además manifiesta que los precios de alquiler son muy elevados, por eso vive un poco retirado, en la calle Ontario. Sin embargo, dice que los gays aquí en Montreal son mucho más afectivos en público con su pareja y no existe discriminación.

 

En cuanto a la parte afectiva, Jaime ríe con sarcasmo pues tiene muchas anécdotas. “Después de hablar con otros gays latinos, llegamos a la conclusión que los homosexuales quebequenses actúan igual: Todos se quieren mudar contigo rápido, casarse y adoptar a un niño asiático… Pienso que encontrar una pareja en Montreal es tan difícil como puede ser en Bogotá o en cualquier parte del mundo, somos hombres, seres humanos y en esa medida siempre será complicado”. Sonríe Jaime tomando un sorbo de su cerveza.

 

Laurier aprovecha la pausa y agrega: “Una vez estaba saliendo con un latino y me llamaba la atención que cada vez que veíamos un policía en la calle, me soltaba la mano…mientras aquí es normal ser afectuosos”. Finalmente, Daniel, Jaime y Laurier aceptan que hay muchas parejas de canadienses con inmigrantes y son estables, además que los riesgos existen, pues hay encuentros buenos y malos. Jaime aprovecha para decirme que en una ocasión un amigo se aventuró, (one night stand) salió del bar para un elegante spa y terminó con un sadomasoquista, que le pegó unos correazos tan fuertes en el trasero, que salió huyendo y paso varias semanas adolorido.

 

Bien, nuestro encuentro llega a su fin, los deje a los tres exhaustos, después de una larga faena… de preguntas.

 

Fotos: Fierté Gay de Montréal: Diana Amador.
Agradecimientos Especiales:
Daniel Sabourin, Laurier Beaudoin y Jaime Serrano


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