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Quebec - November 30, 2011

El mundo de Sofía Carrero

Ser capaz de sumergirse en ese maravilloso proceso de capturar imágenes y fijarlas en un medio material sensible a la luz, sin perder la sensibilidad por cada gesto que producen los seres humanos en su ámbito cultural, es una de las características que más impactan del trabajo fotográfico de Sofía Carrero.

Con apenas dos años de vivir en Montreal, Sofía comienza a brillar con luz propia, pues es una joven venezolana que comprueba que en cada fotógrafo hay un artista en potencia. Sus cotidianas imágenes nos hacen pasar de la cordura al caos sin sonrojarnos, porque así es ella, natural, descompilada, una mujer acelerada, que habla y piensa rápido, cualidades necesarias para vivir al ritmo que imponen las grandes urbes.

Si bien su proceso creativo comenzó con el humorista gráfico Quino y su personaje Mafalda, sabe canalizar hábilmente toda esa energía que rodea su personalidad cuando aprieta el obturador. Formada en el Collège Marsan, de Montreal, Sofía Carrero ha ejercido el periodismo gráfico y radial para medios diversos, como los periódicos La Voz (Canadá), El Mundo (Colombia) y Radio Latina, de Montreal. Su trabajo fotográfico de temática social la hizo merecedora en el año 2010 del Premio “ L’entraide ici comme à l’étranger”, otorgado por la Organización Médecins du Monde.

El segundo premio lo obtuvo este año, con la Universidad de Quebec en Montreal (UQAM) con el tema “Eso… es el mundo hispano hablante”, el cual ha sido para ella un enorme orgullo y privilegio, pues pudo representar la cultura a la cual pertenece. Logré hablar con Sofía horas después de recibir este galardón y medio de frases de felicitación, me concedió esta entrevista, no sin antes enfatizar: “Uno podrá vivir en cualquier país del mundo, adaptarse, pero nuestra esencia, siempre estará supeditada al país donde dimos nuestros primeros pasos, donde dimos el primer beso y el primer abrazo. Soy venezolana y estoy orgullosísima de serlo, ningún primer mundo va a lograr que me olvide de ello, tampoco que siga promocionando las virtudes de esa mujer llamada América Latina”.

América Latina es una novia temperamental

¿Cómo se enteró del concurso de la semana hispana en la Universidad de Quebec?
Estudio en la Universidad de Quebec en Montreal, (UQAM) y siempre leo las carteleras con afiches y publicidad, en especial si están relacionados con la fotografía. Vi el anuncio del concurso y pensé que era una bonita oportunidad para representar mi cultura latina.

¿Qué la inspiró cuando hizo esa original composición de Liz- Maíz o “Homenaje” como ha titulado su obra?
El tema del concurso era el mundo hispano hablante. América Latina es todo un coctel cultural, cada país tiene manifestaciones muy propias que no comparte con otros. Somos más que risa, baile y *guaguancó, no quería dejarme llevar por mis orígenes y representar solo una parte de esa poderosa mujer que es América Latina. Fue así como recordé que en mis clases de literatura nos ponían a leer fragmentos de obras inherentes al origen de nuestra cultura y el primero que vino a mi mente fue el Popol Vuh. Este libro de leyendas pretende explicar el origen del mundo y uno de ellas es que el hombre esta hecho de maíz. Al analizar muchos de nuestros países concluí que todos tienen platos típicos a base de este mágico ingrediente. La primera parte de mi inspiración estaba clara: ¡El maíz nos unía a todos!

¿Y cómo surgió la idea de incluir a la mujer?

Siempre he creído que América Latina es mujer. Empezando por la curvilínea forma que dibuja en el mapa, sus paisajes tan variados, sus atardeceres a la orilla de una playa o en la cima de la montaña, su clima agradable que sedujo a tantos inmigrantes europeos después de la Segunda Guerra Mundial, o a turistas que nos visitan. Me atrevería a decir que América Latina es una novia temperamental, te seduce con sus ritmos, sus colores, se deja seducir y hace fusión; te abraza con su clima, sus paisajes, su credo, su gente. No conozco a un solo extranjero que haya tocado alguna parte de su despampanante anatomía y que haya logrado olvidarla. América Latina es una de esas novias que no se olvidan.

Finalmente, ¿Quién ganó ese honor?
Para representarla me inspiraba encontrar algún personaje femenino de gran importancia, fácilmente reconocible y que compartiera nuestro carácter temperamental, para mi no podía ser otra, que la artista mexicana Frida Kahlo.

¿Los tonos de Liz- Maíz tienen algún significado?
Me interesaba muchísimo representar el mestizaje y el claro oscuro que compone nuestro acontecer histórico, en este caso, personificados por los tonos de mi imagen. Aquí debo confesar que me dejé llevar por mis orígenes venezolanos, los frutos de nuestro mestizaje, que nos han dado las mujeres más bellas y exóticas del mundo… Para comprobar que en la variedad esta el placer.

Mi fotografía es rebelde.

2011 ha sido un año intenso para su vida artística. ¿Cuál fue el mayor reto que tuvo que superar para su proyecto “Arrêt = la folie”?
Mi mayor reto fue poner en orden las ideas que nacieron producto de la locura que me inspiró hacerla. Dentro de todo caos existe un orden y mi desafío fue encontrar el orden, sin dejar de ser fiel al caos.

“Arrêt = la folie” la envió a las calles de Montreal. ¿Cómo fue su contacto con esa realidad que la rodea?
Buscaba muchísimas cosas: Conocer Montreal, encontrarme a mí misma hacer un proyecto urbano con reflexión interna… Las fotografías las había tomado en invierno, en horas matutinas,. Salí con la idea de perderle el repudio al invierno, con la idea de darme la oportunidad de sorprenderme, sentirme cómoda y a pesar que se me congelaba todo el cuerpo, ¡mis ojos estaban hirviendo!. Me produjo estado de ebullición darme cuenta de la cantidad de señalizaciones que nos dan órdenes para vivir el cotidiano, flechas, carteles, pancartas, caos, basura. Incluso siendo Montreal como es de organizada y considerablemente limpia, todas las grandes ciudades están compuestas de un enorme caos incluso en sus momentos de mayor silencio.

¿Y ese toque demencial cuándo se reveló?

Sentía que no podía ni quería parar mi locura, de allí nació el nombre de esta exploración urbana “parada= la locura”, de ese deseo de querer hacer girar el mundo aún mas rápido. Mi obsesión por el color, las saturaciones, decidí que la mejor manera que tenía de representar mi visión era a través del arte pop y los montajes. Así pude personificar la locura de tantas señalizaciones de calles y sentirse perdida. Flechas que me prohíben ir para un lado y me ordenan cruzar al otro; autobuses que van a la velocidad de la luz, periódicos que relatan historias… Incluso este asunto que a nosotros los inmigrantes se nos hace tan difícil de digerir como es el separatismo en Quebec o la cultura de las tiendas “usadas” que en nuestros países son para gente con menos recursos, pero aquí personas con dinero las visitan buscando encontrar tesoros.

Si por un momento “Arrêt = la folie” se trasladara a Caracas, ¿Qué le gustaría captar con su lente?
Creo que aquí no se trataría de lo que me gustaría, sino de la realidad diametralmente opuesta a la montrealesa que tiene Caracas, pues no me permitiría llegar al mismo resultado al que llegué con mi primera exploración urbana en Montreal. Caracas es una ciudad repleta de gente sin importar la hora o el clima, llueva, truene o relampaguee. Desde muy temprano salen a trabajar, hay puestos de comida ambulantes, filas enormes para el autobús, el tráfico automotriz, jóvenes amanecidos de la rumba de la noche anterior, comiéndose su perro caliente, etc. Pienso que haría una exploración en los rostros y cómo se funden en el cotidiano urbano.

¿Buscaría algo más intenso?

Tal vez en el caso caraqueño mi exploración me llevaría a conclusiones más de tipo documental, ¿o tal vez no? Eso aún no lo se, nunca vi a Caracas desde la óptica de la fotografía profesional y no he pisado aún tierra caraqueña con mi nuevo ojo. Estoy segura sería algo muy loco también, porque si América Latina es una novia temperamental, Caracas es sin duda una novia sumamente loca, a ella no la detiene nada, ni nadie. Veremos cómo me sorprende.

¿Qué le llama la atención de los fotógrafos canadienses?

Lo que más me gusta del trabajo de los fotógrafos que he conocido es esa manera especial de interpretación que cada uno tiene sobre el mismo hecho. Es como si dos personas fuesen testigos de un evento idéntico y luego cada uno quiere contar lo que vio. La realidad está allí, existe y no es nada subjetiva, pero nuestra manera de entenderla, procesarla e interpretarla como seres humanos es muy variada, y eso es lo que más me impacta del trabajo de mis colegas.

¿Cómo define su fotografía?
No lo hago. Mi fotografía es como yo, es mi hija, no le gusta que le pongan etiquetas o que la encasillen en un solo patrón. Podría decir sin ánimos de encasillarla que es muy humana, me fascina el retrato como género, y para mi el retrato no significa exclusivamente tener un ser humano frente a mi lente, es el ver un paisaje y encontrarle un rostro, es ver una calle y buscarle la edad, es ver una fábrica en una carretera en un día de nubes esponjadas e imaginarse que allí se están fabricando sueños, es ir a un evento y fotografiar más que rostros, almas.

¿Eso implica salir de lo común?
Yo diría que busco encontrar con mi fotografía el lado no tan evidente de las cosas, por ejemplo en el retrato de personas, mas allá de fotografiar gente bonita que además tenga la habilidad de posar, me gusta captar ese instante de alma que la persona me regala, del que muy probablemente no está consciente. Mi fotografía está creciendo, evolucionando, tal vez un tanto rebelde porque vivo una etapa de adolescencia, es muy joven, apenas tiene dos años, pero llevo toda mi vida observando. Quiero que todos estos conocimientos con más experiencia lleven a mi exquisita “mujer fotográfica” a ser una tipa madura, pero que esa madurez jamás le haga perder su capacidad de sorprenderse y sorprender.

No le temo a los riesgos.

¿Cómo cree usted que nos perciben los demás inmigrantes a los latinos en Montreal?

¿Qué difícil! (Risas) No se si podría responder a esta pregunta de modo veraz porque el juego de las percepciones es muy peligroso, no todos los inmigrantes son tan bocones como los latinos, para expresarlas a viva voz lo que sienten. Sin embargo, una vez un chino me dijo “ustedes los latinos hacen mucho ruido”. Esto ha sido lo más acertado que he escuchado. Obviamente, nos gustan las fiestas, hablamos duro, lloramos, nos reímos durísimo, abrazamos a todo el mundo, nos saltamos los protocolos, pero, cuando un latino llega a un lugar todo el mundo se entera. Somos de los más trabajadores, los que más intervenimos en clase, no tenemos miedo de decir lo que pensamos, somos innovadores; construimos mucho con poco. En definitiva, si, hacemos mucho ruido y para bien o para mal, ¡me encanta!

Usted representa esa nueva generación de jóvenes profesionales que llegan en busca del sueño canadiense en Quebec. ¿Cómo define su sueño?

Lo defino como mi exposición “parada=la locura”, me gustaría que todo marchara mucho mas rápido, pero no siempre es posible. Este sueño requiere muchísima paciencia pero a la vez ser sumamente creativo todo el tiempo, así tengamos sueño, frío o depresión estacionaria. Uno no sólo hace arte, vivir es un arte y somos los artistas de esa obra. Vivir un sueño y hacerlo realidad requiere de mucha cabeza fría, pero a la vez, de mucha locura de la buena, estar dispuesto a asumir riesgos. En mi caso, eso no ha sido problemático, porque para mi la palabra “riesgo” es sinónimo de “oportunidad”. Pero obviamente nada se puede lograr si no lo hemos construido primero en nuestra mente.

¿Cuáles cree que son las fortalezas y las debilidades para artistas que desean triunfar en Montreal?
Veo a Montreal como una ciudad abierta a cualquier tipo de manifestación artística. Desde que sales de tu casa hasta que llegas al metro estás en contacto con el arte. Siento que he tenido una excelente acogida, gané el primer concurso de foto al que me postulé, ahora obtuve un tercer lugar en la UQAM. Honestamente no me puedo quejar y creo que la ventaja es que los artistas tienen un escenario para manifestarse, debido a la cantidad de organizaciones y festivales que dan a conocer nuevos talentos. La mayor debilidad es la que sufre el arte en cualquier parte del mundo: No es un “negocio” fácil. Las subvenciones no son suficientes para cubrir todas las demandas de proyectos artísticos existentes. La competencia es enorme, pero quien desea triunfar, siempre encuentra una puerta abierta y no se rige por prototipos.

¿Cuál es su estación favorita?

No tengo una, tengo dos: primavera, en ella ves como la naturaleza nace de nuevo, ser testigo de ese nacimiento es un milagro. Luego el verano, la alegría de la gente, los colores de la ropa, las actividades, Montreal se convierte en un parque de diversiones sin fin.

Si en una palabra pudiera describir a Montreal, ¿Cuál emplearía?
Ecléctica.

Por último, ¿Qué le recomendaría a un fotógrafo latino, antes de llegar a Montreal?
Que no cargue en su maleta ningún prejuicio o prototipo. Que traiga como equipaje de mano y lo cuide con mucho recelo, como si fuera su vida misma, esa manera única, particular de ver el mundo. Siempre habrá alguien mejor, más talentoso, con más experiencia e incluso oriundo, pero esa manera única ser que tiene cada ser humano es lo que marca la diferencia y lo que muchas veces se traduce en éxito.

Fotografías e imagenes personal de Sofia Carrero.

*guaguancó: Rumba

 

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