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Diaspora - July 1, 2009

Damian Nisenson y su increíble demencia musical.

Corriendo en contra de las manecillas del reloj para poder editar su programa de televisión “Agenda Ñ” y con miles de notas musicales por incluir en cada segmento, así, en medio de un fantástico rompecabezas creativo conocí a Damian Nisenson a finales del 2006, en las oficinas de Nuevo Mundo Televisión en Montreal. Desde entonces siempre lo he visto en acción, con su saxo al hombro, preparando sus giras internacionales, presentándose en diversos eventos culturales, como artista invitado, e incluso tocando en escenarios tan exigentes como La Maison de Jazz o el bar Upstairs.

 

Damian no le teme a los retos por eso sigue conquistando audiencias con su grupo “Nozen”, sus composiciones “Stop Jumping”, “Jour de mariage” , “L’eau froide”, “tempo”, “pie grande”, “le bonheure est rond”, son piezas musicales que reafirman su empuje y talento. No en vano hoy es copresidente del DAM Diversité artistique Montréal, (Diversidad Artística de Montreal) un organismo que se encarga de favorecer los acercamientos entre los artistas inmigrantes y las instituciones culturales de Montreal.

 

Nisenson, es un artista especial por el simple hecho de amar su trabajo, hacerlo respetar y valorar. Sin temor a equivocarme y a sabiendas del camino que cada inmigrante debe forjar cuando deja su país de origen, este artista argentino encarna lo que muchos necesitamos para triunfar: La fortaleza de un loco, la salud de un mendigo y yo agregaría, la autoestima de un argentino *

 

Logré conversar con Damian justo antes del Festival Internacional de Jazz, después de su exitosa gira por Francia y Suecia cuando se preparaba para viajar a un festival en Argentina y preparar su repertorio para el festival de Halifax y la Gaspésie. En una tarde lluviosa amenizada por un delicioso café colombiano, logré retroceder en el tiempo para que me contara su gran aventura en Canadá.

 

Si no te mueves…te comen

Nisenson confiesa que cuando aterrizó en Canadá no tenía 20 años para construir una carrera, sino una edad en la que las cosas deben comenzar a suceder rápido. Sin embargo, sabía lo que quería y como hacerlo, por eso no le costó nada encontrar cuál era la dirección hacia donde debía orientarse. “Debo reconocer que ya había vivido fuera de Argentina por mucho tiempo, estuve en Suiza y allá aprendí que lo que hace que te integres a un lugar no es el trabajo, sino la amistad. Si tú tienes buenos amigos te acoplas al país”. Añade el director de Nozen.

 

Crear lazos de amistad fue lo primero que hizo Damian, quien tiene cuatro hijos, la mayor vive en Argentina y el menor nació en Quebec. Desde que él tiene uso de razón, siempre ha estado rodeado por el mundo artístico, de hecho su primera esposa era acróbata profesional y con ella creó un espectáculo que lo dio a conocer como actor. “Mi padre era arquitecto y pintor, mi abuelo era poeta y mi actual esposa es pintora profesional. Yo estudié historia, música, siempre me he dedicado al arte, crecí en ese mundo, mi hija de ocho años ya forma parte de una orquesta de jóvenes, toca el violín desde que cumplió los cuatro, toca piano… Mi casa está llena de instrumentos musicales… Eso si, mis saxos no los tocan, ese es mi instrumento de trabajo.. No soy un buen maestro para mis hijas es como tratar de enseñar a conducir a tu esposa… Pero si compartimos mucho y si ellas quieren tocar el saxo lo hacen conmigo, el arte está presente en mi casa el solo hecho de tocar una guitarra, de escribir algo, creo que es una práctica un ejercicio emocional y mental.

 

“Llegué hace cinco años a Montreal, una ciudad muy generosa, me gusta mi vida aquí, pero a pesar de ser un lugar generoso, el teléfono no está sonando todo el tiempo, hay que ser proactivos. Para los argentinos si no te mueves, te comen, estás frito… aquí si uno tiene talento, busca e insiste, las puertas se abren”. Asegura Damian.

 

Música sin sentido

La música que compone Damian es tradicional judía, de Europa del Este, muy contemporánea con mucha improvisación, con una estructura muy abierta. El afirma que le gusta que sus músicos intervengan, aporten de su propia cosecha y no tengan que pegarse a su idea original, por eso siempre trabaja con amigos. “No me interesa tocar con el mejor, sino con quien me pueda entender” dice con determinación.

 

Según Damian cuando las personas se sienten muy bien juntas, dan lo mejor de si, por eso si un artista tiene la mejor capacidad del mundo pero no se siente bien, entonces trabaja con enojo, con celos o disgustos. “Desde hace más de 30 años soy músico y nosotros trabajamos con nuestra sensibilidad, cuando eso se afecta, se perturba nuestra capacidad de crear, por eso cuando soy el director busco el bienestar de todos para que así tengamos ganas de trabajar juntos, de encontrarnos”.

 

Nisenson ha conformado varios tríos, cuartetos o grupos y actualmente se presenta con NOZEN, un nombre que adoptó en Canadá, le pareció muy simpático, saltarín…Es decir “No sense”, sin sentido, NOZEN. “ Sin sentido, agitado, nervioso, mi música es bastante demente, particular, con mucho humor, poética, pero todos nos complementamos, nos entendemos, somos amigos algo que le convendría aplicar a los miembros de nuestro equipo de Hockey “Le Canadiens” .. ¡Me alegra ver que todos los grupos que conformo tienen una gran calidad humana!

 

Cuando le pregunto qué opina su audiencia de esta mezcla explosiva me responde: “ Hay gente que la adora, otros que no les gusta nada y yo vivo en esa búsqueda deliberada, quiero escapar a los clichés compongo lo mas espontáneo posible… De repente me falta un tornillo en la cabeza, que hace que lo que componga sea francamente “bizarro” pero no estoy preocupado por complacer, yo compongo lo que me sale y lo que me sale es francamente enfermo”. Complementa Nisenson sonriendo.

 

Entre hormigas y estrellas

Ser artista profesional y vivir del arte es complejo en cualquier lugar del mundo y cuando se hace música comercial, ya se deja de llamar arte, con estas palabras explica Damian la diferencia existente en el medio artístico. Él reconoce que muchas veces ha tocado para acompañar cantantes de rock, porque le pagan bien, pero en más de una ocasión se ha subido a escenarios rezando para que no lo reconozca nadie.

 

Es así como Nisenson cuenta que el Festival de Jazz se dedica a rechazarlo año tras año y cuando se ha presentado en este evento siempre lo ha hecho para acompañar a otros, pero nunca con sus proyectos, por eso se presenta en el Festival de Halifax, el cual considera que es artísticamente superior, pues el sindicato de músicos de Québec y Montreal viven una disputa permanente con el Festival Internacional de Jazz porque no tratan bien a los artistas, solamente a las estrellas.

 

“Los directivos del Festival de Jazz de Montreal tienen una visión muy maniqueísta, que de alguna manera me recuerda a momentos no muy gratos en Argentina, pues allá solo existen las estrellas y las hormigas… Cada año presento un material diferente al FIJM y siempre me dicen lo mismo: demasiado contemporáneo, demasiado étnico” . Puntualiza Nisenson.

 

Sin embargo, su actitud dista mucho de ser negativa ante el rechazo, y por eso le aconseja a los artistas inmigrantes que se dedican al arte sin fines comerciales, que recurran al Estado, pues si bien en Latinoamérica es muy limitado, los recursos siempre se los roban, aquí existe el Consejo de Artes de Montreal y el de Québec que apoyan a los artistas profesionales, de calidad, con un largo recorrido o también a quienes recién comienzan, para desarrollar sus carreras. “Creo que ese es el mejor rubro que existe aquí, pues destinan dinero a la cultura, hay un fondo especial para que los artistas investiguen, creen, yo he recibido becas desde el 2005. Por ejemplo fui invitado a Inglaterra en el 2006 y el Consejo des Artes de Canadá cubrió todos mis gastos. Este año la meta es ir a Brasil, ellos siempre nos apoyan.” Finaliza Damian.

 

Mi cuarto de hora se agotó, al igual que mi último sorbo de café, Damian debe cumplir otros compromisos y el tiempo apremia, ya nos cruzaremos de nuevo… lo dejo partir apresurado, con su cargada agenda de trabajo.

Fotos: Damian Nisenson &  Toma Iczkovits

 

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