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Política - October 11, 2010

Crisis de liderazgo en Quebec

La reciente aparición del movimiento político llamado Fuerza Quebec, ha despertado una serie de reacciones políticas que anuncian cambios en la apacible provincia de Quebec, donde aparentemente la idea de volver a las urnas, duerme en los laureles del Partido Liberal de Quebec. Pues bien, detrás de la propuesta de Joseph Facal y Francois Legault, ambos pequistas y líderes de Fuerza Quebec, , no solo se vislumbra un nuevo movimiento de centro derecha en el panorama político, también se reactivaron los cuestionamientos al gobierno de Jean Charest y el eterna dilema de la soberanía quebequense, que ha venido personificando Pauline Marois, jefe de la oposición.

La verdad, el desgaste de los líderes políticos de Quebec es evidente, por una parte el discurso de Madame Marois es repetitivo, no tiene nuevas propuestas y está centrado en conservar el idioma francés como símbolo de identidad. Por otro lado Jean Charest ha perdido paulatinamente algo que es vital para un líder: La Credibilidad. Lamentablemente los escándalos como el tráfico de influencias en el sistema de elección de los jueces en la provincia, más la serie de acusaciones por parte del ex Ministro de Justicia Marc Bellemare, sumado a los rumores de corrupción en la construcción; destituciones por falta de ética como la del ex Ministro de la Familia, Tony Tomassi, quien salió por la puerta de atrás incluso condenado a “la muerte política”, o la aparente falta de transparencia en los procesos de licitación para renovar el metro de Montreal, no lo dejan bien ante la opinión pública.

Si a esto le sumamos el premio al mal comportamiento que otorgó la revista de negocios Maclean. Ca, que declaró a Quebec como la provincia más corrupta de Canadá, un título que cobija a todos los dirigentes políticos, incluyendo al alcalde de Montreal, esto significa que la crisis es general, a pesar que mucha gente protestó contra Maclean, por la publicidad tan negativa, lo que puso en evidencia que se busca un nuevo líder porque el descontento es de un 70%. Los quebequenses no quieren a Charest, pero no están entusiasmados con Marois; están alborotados con la idea del nuevo partido político Fuerza Quebec, pero falta ver si el impulso se mantiene, se materializa y nace un partido político con una propuesta concreta que lo lleve al poder.

Otros analistas políticos piensan que Charest dejó de defenderse contra los ataques desde hace varios meses, que desea cerrar este ciclo pronto, que ha asegurado financieramente a sus amigos cercanos porque se prepara pasar a las ligas mayores, es decir a Ottawa. Sin embargo, para el analista L. Ian MacDonald columnista político del periódico The Gazette de Montreal, del grupo Sun, y del periódico el Nacional, el panorama no es muy alentador, porque asegura que ha habido demasiada improvisación en el gobierno de Jean Charest. “ Es como si el primer ministro caminara en arena movediza y está en serios problemas”, puntualizo Macdonald en un panel para CTV news.

Asimismo, Mario Dumont antiguo jefe del ADQ y ahora presentador para Telequebec , analizó la semana pasada la caída de la favorabilidad de Charest en las encuestas, atribuyó todo esto al desgaste del poder, se mostró partidario de crear nuevos movimientos políticos, pero no se vio muy convencido al abordar el tema de si Fuerza Quebec podría desplazar rápidamente a los liberales del poder, ni que Charest estuviera tan debilitado como muchos opinan. En fin, la permanencia de Charest en el poder no aumenta o disminuye la ausencia de líderes políticos, simplemente hace evidente que no existe un sucesor a la vista y eso es peligroso para cualquier sistema político. Fuerza Quebec despierta muchas expectativas, entusiasmo, pero le falta mucho camino por recorrer aún; mientras crece el inconformismo contra el actual gobierno, la oposición se sumerge en largas y tediosas sesiones parlamentarias de dimes y diretes, sin acciones trascendentales. ¿Podrán los liberales rescatar de sus toldas un líder con una imagen no viciada, que pueda ser el sucesor de Charest? ¿Podrá Legault ir más lejos que el mismo Mario Dumont quien despegó muy bien como líder de un partido político con mucha opción de llegar al poder, pero luego se desplomó? ¿Seguirán los amigos partidarios del separatismo deshojando margaritas en cada elección? Es decir, votando al azar por aquel candidato que mejor personifique a un Quebec independiente del resto de Canada?

La ausencia de líderes políticos no es una enfermedad grave , pero indica que es necesario rotar la silla, abrir espacios democráticos al interior de los mismos partidos, buscar una mayor participación de la comunidad, dar oportunidades a los otros militantes de los partidos existentes, que vienen esperando una oportunidad. En otras palabras, es necesario renovar el poder.

 

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