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Colombia - April 26, 2012

Ángel Almendrades: El arte no es moda

“Pintar  una buena obra es como hacer bien el amor “. Las palabras del maestro Almendardes interrumpieron el silencio que reinaba en la galería Alvi-11 de  Santa Marta. Su  franca sonrisa  reflejó  de inmediato esa libertad artística que  defiende a capa y espada en su lienzo, esa que a veces lo vuelve rebelde, polémico y hasta  jodido como él mismo lo reconoce, pero que nunca lo aleja  de su identidad: ese  niño pescador y leñador  que ama los atardeceres en la bahía, que contempla el lento  vaivén  de las  canoas en  la ciénaga;  aquel que no fue inmune a la tragedia del Parque Salamanca y supo plasmarla en  su serie Humedales, como protesta por esta  tragedia ecológica.

 

Inspirado en el paisaje Caribe, en esa mágica fusión del río Magdalena, la ciénaga y el mar, Ángel Almendrades  goza de un merecido  reconocimiento a nivel nacional e internacional. De alguna manera, su público ha  evolucionado a la par con su obra, desde sus clásicos   bodegones, a su periodo  azul enmarcado por las leyendas del rio con sus esculturales mujeres o Cándidas, a su serie de músicos engalanados con  flauta de millo y  sombrero voletao , hasta sus últimas creaciones  mas ligadas a la abstracción, con un mensaje político contundente como lo vemos en  los agresivos  trazos de acuarela de su  serie  Humedales.

La continua  convivencia entre sus creaciones  y el  público le ha permitido al maestro Almendrades  retroalimentarse de sus seguidores, es así como en cierta  ocasión una  profesora de la Universidad Nacional de Bogotá le confesó que lo que más le gustaba de su trabajo  era su “huella”, porque es una huella clara del ser, de esa  persona que es Ángel Almendrades. Y Siguiendo precisamente la huella del pintor magdalenense, nació este ameno diálogo en momentos en que prepara una  muestra  que podría ser exhibida en   Estados Unidos, España e Inglaterra.

YO VIVO DE ACCIDENTES.
Entrar en el taller del maestro es descubrir toda su evolución artística, pues guarda con recelo obras que pintó  en su adolescencia, hace pocos días Germán Botero, el gran maestro del arte colombiano, lo visitó y a su paso dejo ver toda la admiración que profesa por Almendrades, gracias a   su frescura,   originalidad y la manera de tratar  tema del Caribe Colombiano. Antes de responder mis preguntas,  Ángel me advirtió que era un  convencido de la causa americana, mirándome fijamente afirmó: “Si los artistas no construimos nuestros   saberes a partir de las propias experiencias culturales, nunca vamos hacer nada, siempre seremos un apéndice de los norteamericanos o los europeos”.

¿Que representan los humedales?
Los humedales resumen la tragedia que se vivió en el parque Salamanca, quien ve la obra ve el desastre, es semi abstracta. Tú ves la obra humedal y debajo hay caimanes, mucha fantasía, mitos,  prioricé el discurso plástico sobre el discurso narrativo lo cual me permitió  el juego libre, poder gozarme la obra y ahora  está ganando un terreno en el mercado internacional. Es una obra trabajada con libertad, ese buena porque contiene  arte, mucha reflexión y  técnica. Amigos de la Universidad Nacional o La Universidad Jorge Tadeo me preguntaban si eran  óleos, pero en realidad son acrílicos,  esto es muy espontáneo,  me permite jugar con la obra y encontrar resultados más rápidos.

¿Qué elementos están  siempre presentes en sus pinturas?
Definitivamente,  el paisaje de las ciénagas del río es una constante en mi obra. Ese espejismo que resulta cuando voy a los sitios, los admiro así la  gente no  entienda mi condición de observador, pues estoy viviendo sus olores, sonidos, todo ese paisaje me lo llevo y cuando regreso  al estudio, afloran  de una manera mágica. Me asombro de las cosas que  hago, en mi   estudio  en Bonda  juego mucho y me siento a meditar.   He tratado  de hacer un diálogo constante entre la obra y yo. Es un  dialogo bastante espiritual, porque  la obra me habla, es muy hermoso,  cada situación te genera una respuesta, estoy  tan sensibilizado y abierto al diálogo, que se generan muy rápido las respuestas.

Para un pintor como usted tan amante de los colores del Caribe, qué significa pintar en blanco y negro?

Después de jugar tanto con el color, de tener un gusto reiterado por el azul,  el Blanco y Negro se convierte en una paleta  limitada,  lo cual permite  jugar  con esa casi ilimitada gama de grises y con los vacios,   siento que encierra una poética mucho más elevada. El blanco y negro  exige una condición superior en el trabajo tanto espiritual como técnica. Son  situaciones rápidas, pero hay que  estar  preparado para que la solución sea efectiva. El blanco y negro es  simple,  elemental pero a la vez  profundo.

¿Cuál ha sido la  obra que más le ha tomado  tiempo?

Hay cuadros que demoran años, porque  los* “enmochilo” ,  hasta que un día salta la liebre y los trabajo de nuevo, como hay otros  que he hecho en dos horas. Lo importante es la respuesta, pues intento repetir la experiencia,  pero no me sale. Hay muchos cuadros que me salen por accidente y   tienen un discurso ecológico tremendo, mejor dicho vivo de accidentalidades.

¿Qué sucede en esos momentos de inspiración?
A  veces tengo temas preparados, pero tomo un tarro de pintura, lo dejo chorreando,  empiezo hacerle aguadas, es el lenguaje del trazo de la mancha, y elaboro  un discurso,  sin querer resultan manchas que han quedado cuando el petróleo llega al fondo del mar, pero yo no pensé en eso, pensé sólo en la estética de esa mancha. Por ejemplo  trabajo mucho  el  color, azul, el verde, luces mágicas que me llevan a la cosa mística, esos manchas  rojas las hice porque no me gustaba una  negra que había hecho y quedó hermoso, me ha gustado mucho y  el publico lo ha aceptado muy bien.


Y cuando no fluye esa inspiración ¿Qué pasa?

Hace poco vendí a España un cuadro que empecé a pintar  sin ganas al comienzo, pero siempre asumo el reto. Era un morrocoy  con una luz en el fondo, con trazos fuertes y se lo pelearon. Es hermoso, tiene muchas emociones.


¿Cuál sería ese  cuadro que siempre quiso  hacer?

He ido explorando cosas, del hábitat,  las ninfas,  las cándidas y  pero no había explorado los sabores del Caribe, hasta ahora que  empecé a pintar manzanas, peras, uvas,  ahuyamas, aguacates, etc. La  idea era pintar  lo que yo siento cuando abro un zapote rojo,  carnoso,  para que  la gente sintiera  esa impresión como el de las patillas. Es obvio que una  patilla  no se explota así, pero juego con ellas a nivel de sabores, al tiempo que introduzco un  poco de razón política, social, de violencia y emoción orgánica.


¿También una connotación sexual?

La patilla revienta, entonces  parece que hubiera una esperma, algo muy diminuto, eso tiene todo un discurso, la gente la analiza y me dice eso. Las ahuyamas, puras frutas con semilla y pulpa es como la idea de entrar en contacto con la humanidad de decir aquí estoy. He llegado a muchos espacios de reflexión y discusión política a través de mi pintura  más social y filosófica.


¿Alguna vez se ha sentido frustrado luego de terminar de pintar  una obra?

Siempre existe frustración, porque quieres hacer más,  pero lo bueno es que a la vuelta de diez años  vuelves a ver el cuadro y te parece fabuloso. Trabajo y trabajo hasta fatigarme,  entonces  lo dejo allí, los terminó después. A Veces  no  reconozco mis obras,  un colecciona samario   me invito a ver sus cuadros y me dijo ven mira esto hace parte de mi colección, yo le respondí es muy clásico, ¿de quién  es? Era uno de mis bodegones que había hecho hacía muchos años. Asimismo, en Bogotá  vi una obra que estaba colgada,  y de repente le dije al vendedor de la galería, la obra quedó  cruda,  déjeme terminarla, la descolgué y me la llevé.

¿Le han encargado pintar un tema especial?
Un americano pasó  por Panamá,  vio una obra mía  y  ofreció comprarme la  producción por un año,  la idea era tentadora, tenía que hacer  mínimo cuatro cuadros al mes y yo le dije que le respondería en unos días. Yo  pensé,  toda mi vida he luchado  por ser un artista respetado y no lo voy a tirar a la borda,  por unos dólares. No soy un artista de encargo, cuando alguien necesita un cuadro,  yo le respondo si pinto algo parecido,  te llamo y me dices si te gusta. Tengo muy claro que no voy a dejar que el dinero se imponga en mi carrera.

¿Existe respeto por el artista en Colombia?
Recuerdo que cuando fui a estudiar arte,  mi papá me dijo te vas a dedicar a eso  te vas a morir de hambre, son unos vagos, en ese entonces el artista era una  especie de mendigo, recogido de la sociedad, pero  ese concepto lo dejé a un lado conociendo este mundo y alimentando mi arte con los grandes maestros. Me gusta visitar museos  y ver los maestros que han triunfado. Si una entidad oficial me invita a exponer,   exijo  el  derecho por una obra que se ha madurado, que el público,   los museos, las galerías ha consagrado, así mis colegas  me digan que yo me las doy. Si la Alcaldía, Gobernación necesitan una obra mía, exijo cumplimiento, un seguro,  porque  una obra de arte vale y eso lo aplico tanto  para  el mercado nacional como  internacional.


MI PINTURA ES MAS SOCIAL Y FILOSÓFICA

Ángel siente una gran fascinación por la tradición cultural, le gustan  las gaitas,  los músicos y recuerda con nostalgia sus viajes en bus por  Sincelejo, Cereté  a donde siempre salía al encuentro con  la gente en la plaza para escuchar  las historias del pueblo. Eso al igual que la docencia lo alimenta mucho.

Usted es profesor de arte, ¿cómo se están forjando estos nuevos talentos desde la academia?
Lamentablemente, los maestros  quieren mostrarle  a sus alumnos lo que ya pasó  de moda en Inglaterra, España o  Alemania, quieren encasillarlos con lo que está de moda y el arte no es moda. Hay que estudiar esas experiencias pero pensar en cuál es su razón social, emotiva de lo contrario son  actos son un poco mediocres en un trabajo de arte, por eso es peligrosa la academia  porque encontramos muchos artistas que no han podido pintar se  van a dar clases a la luz de conceptos frustrados. Me gusta la gente que se atreve a romper esquemas, debemos encontrarnos  con nuestra razón cultural.


¿Qué le recomienda usted a sus alumnos?

He tenido alumnos muy destacados como Ricardo Chacin, quien viene haciendo cosas muy interesantes, también me  gusta la obra de un muchacho guajiro, porque  busca la mística de sus raíces y  le habla a su cultura.  Actualmente trabajo con  unos jóvenes que viven en Ciénaga y ellos pintan hombres como de ultra mundo, extraídos de  películas de ciencia ficción,  yo les digo eso no es lo suyo. No se trata de pintar solamente el  Caimán, pero observen cuando  los camaroneros van a pescar; la  acústica del barco que se desplaza… Es  la expresión bellísima de la naturaleza. No es que pinten las cosas igual, para eso está la cámara, pero hay mucha belleza, pues existen muchas formar de asimilar los lenguajes contemporáneos. Sin embargo, las  escuelas de arte enfatizan  lo que  está de moda en los  museos. Por eso me gusta Fernando Botero, quien  a sus ochenta años, sigue siendo el Botero que a mí me gusta, franco, honesto con sus cosas, fiel a su arte a su cultura, colombiano, paisa cien por ciento. Por eso cuando me dicen eres muy costeño, eres muy Caribe, yo digo fabuloso, esa es la idea,  río, el Caribe.

¿Cómo recibe las críticas que le hacen a su obra?

Un  Eduardo Serrano va hablar  mal de mi obra,  porque yo no estoy en las instalaciones que él quiere que yo haga. Hay otros críticos  que son incluso amigos míos, pero siempre me dicen qué hacen los demás artistas. Yo no sé si  mañana hablarán de mí, de las cosas que he hecho, pero voy a ser terco  y hacer las cosas bien hechas. En el  caso de Obregón, de  Jacanamijoy han sido  hombres francos. Jaca viene de una jerarquía indígena, su papá es chaman,  él ha estado más en el yagé, mientras que yo soy  mestizo no indígena y tengo raíces muy españolas, luego  mi forma de vivir el arte es diferente.


¿Ahora que menciona sus raíces, existe en su familia alguna vena artística?

En mi familia no hay pintores, no creo en el arte por tradición. Hay un momento cósmico donde la naturaleza nos favorece. Vivo contento con mi pintura, me ha enseñado mucho,  me encanta pensar la historia, la filosofía, la discusión,  interesante profunda.

¿ Y qué tal es esa  reflexión filosófica  en la capital del Magdalena?
Está  llegando mucha gente interesante a Santa marta, extranjeros,  personas que han viajado mucho, que se fueron y regresaron para encontrar una ciudad  privilegiada para vivir, porque cada vez que viajo  descubro mas el potencial de esta bahía,  la Sierra,  sus afluentes estas bahías que tienen la misma ciudad con su historia y variedad cultural.


¿Este dialogo filosófico ha influido de alguna manera en su evolución artística?

Alguna vez me reuní  con doce artistas en Bogotá  y  allá me dijeron Ángel tienes una obra muy buena pero eres muy narrador,  haces mucha descripción de historias y  debes dedicarte más a ser pintor, explota mucho mas tu lado artístico mira esto, etc. Discutí con artistas, yo estaba priorizando en mi discurso la ilustración de esas historias que a  la gente del Caribe le gustaban,  pero no a todo el mundo. El arte debe ser más universal, los mitos se identificaban,  pero para quienes no conocían esas leyendas, yo era como ilustrador de cuentos.

¿Después de asimilar estas críticas  hacia donde se dirigió?
Me interesa mucho que la gente reflexione sobre el origen de la vida, la semilla,  esos pantanales, humedales, donde están los ácidos, envés de echarle cemento,  debemos conservarlos y darles el valor que merecen. Además  pinto la violencia de manera lúdica, son cuadros que te invitan a la reflexión. En los ochenta tuve una época azul hice algo llamado  “Hábitat”,  eran unos paisajes bastante políticos, pues  estaba enredado en la izquierda y me interesaba el tema de la tenencia de tierras y los campesinos pero era un paisaje muy poético con lunas llenas grandes, incluso obtuve premio en la Costa como mejor artista del año en el Caribe.

¿Cómo evolucionó en el tema Caribe?
A medida que investigaba y veía cosas del Caribe, mitos, leyendas, empecé  a reflexionar sobre mi región y encontré que  había mucha presencia de italianos, libaneses,  alemanes mezclados con indígenas para obtener el prototipo que tenemos hoy en día, mujeres  piel canela con rasgos delicados, que no era indígena. Entonces trabajé   sobre esas mujeres y las leyendas del rio las llame las Cándidas,  era una mujer fantástica en el rio,  apariciones en  un paisaje expresivo.

Finalmente,  ¿a dónde quiere llegar con su obra?
En estos días estaba en un evento en Barranquilla en el Castillo de Salgar  y me llaman de Pereira a decirme que necesitan una información  adicional porque acaban de ver mi obra expuesta allá, entonces la obra comienza a circular como decía Gabriel García Márquez, pues sus libros estaban  en Shanghái,  cuando en realidad él estaba en México. La gente cree que estás  donde está tu obra. Lo ideal es que la  gente está motivada y mi obra esté   en todas partes.

 

* Enmochilar: Guardar

Fotos: Ángel Almendrades- Alvi-11

Agradecimientos: Joaquín Antonio Zúñiga Ceballos. Alvi-11

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