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Colombia - May 7, 2011

Carlos Santacruz: La transfiguración del paisaje interior.


Cada individuo guarda en su interior su propio paisaje.  Recorrer  las  inmensas   llanuras del pacifico, sus enigmáticos manglares, su vegetación, sus costas y observar  la imponencia de la Cordillera de los Andes  que custodia celosamente la apacible amenaza del  volcán Galeras,  ha sido  una vivencia única que ha inspirado al  artista Carlos Santacruz a expresar sus más íntimos sentimientos a través de la pintura.

Poseedor de un estilo propio, que él mismo define como un costumbrismo modernizado,  Santacruz  estudió en la Escuela de Bellas Artes de Nariño y desde muy temprana edad el pincel fue su mejor confidente. La  cultura, mitos  y tradiciones de su tierra natal  Pasto, son fuente inagotable de  su imaginación , pues ha logrado  transformar en arte  el  entrañable paisaje nariñense,  el fervor  religioso,   el respeto por la fuerza de la naturaleza y  la pureza  de los niños de los Andes.

 

Llovía un poco cuando fui al encuentro del maestro Santacruz en Bogotá, pero la majestuosidad de sus obras, su charla amena, adornada por  anécdotas curiosas, hicieron del Centro Cultural Santacruz un refugio exquisito para hablar de su vida artística, acompañados de sus  esculturas,  litografías, xerografías, óleos,   accesorios y un imponente mural llamado “Tierra  Iluminada”

¿Qué lugar ocupa su obra en el  arte Colombiano?
Santacruz universaliza la provincia. Soy un pintor  del interior del paisaje, con la vivencia de su gente, conozco sus costumbres,  sus personajes, el  entorno y este  paisaje  tan rico de Colombia me ha dado una proyección dentro de mi obra, pues  he descubierto la pintura precolombina, las leyendas andinas , toda esa  veracidad, el colorido son los protagonistas de mis creaciones.  Este  taller es más realista, más positivo, de mayor inspiración, es lo que verdaderamente lo nutre a uno, porque el taller  de los espacios cerrados, de los simples  pinceles, con colores ya es el oficio.

Hay pintores de oficio pero sin talento. El pintor debe saber cómo y por qué. También hay mucho pintor teórico, de mucha  teoría, pero en  su obra no dice lo que quiere plasmar específicamente,  no ve ese lenguaje, eso se quedó para los escritores. El  pintor  debe ser plástico y  no exclusivamente de oficio.

¿Qué papel juega la religión en su obra?
Tengo una serie religiosa porque toda la provincia, está impregnada de nuestra cultura que es muy religiosa,  se ve en los cultos. Para mi es muy respetable, es un motivo de inspiración ver esa fe y devoción en las personas que se complementa  con las festividades que son muy alegóricas,  que tienen  una parte religiosa  y otra  festiva. Ese contraste me apasiona también para llevarlo a la obra, pero dentro de un concepto moderno,  no dentro de la estampa convencional religiosa sino con un sentimiento propio de mi obra.

Los  niños son protagonistas constantes en su obra.  ¿Qué simbolizan ellos?
Los infantes de los Andes tienen una característica muy real para mí, yo trato de representar su rubor, su timidez. Algunas personas me dicen que tienen un reflejo de tristeza o de nostalgia, pero yo no  pinto la tristeza porque no la siento. Lo que siento es que es un niño tímido, pero  es cuestión de segundos esa timidez,  sólo cuando se presenta ante los demás,  luego si le dan  confianza, son personas muy agradables  muy sociables. Pinto el rubor de esos niños que representa la ternura y la esperanza.


El paisaje andino es otro personaje que no abandona su caballete.  ¿Por qué se empeña en representarlo de tantas maneras?

Veo el paisaje interior, es un paisaje que siento, no lo veo fotográfico, porque no lo vivo como una fotografía,   si lo hiciera así, ya llegaría a una ilustración. He visto muchos paisajistas  contemporáneos y también una retrospectiva   de años muy atrás que no han conservado, ese paisaje realista le  pertenece a la fotografía, esa composición o  renacimiento técnico. Yo supero  la fotografía, porque mi paisaje es personal, en eso es que lo he modernizado. Una limpieza tanto en el color como en el contraste,  en  la composición,  yo diría inspirado en mi región  y no quiero llegar al paisaje  ilustrado. Salir con el caballete para  sentarse a pintar, respetando a los impresionistas que manejaban otro concepto, para mí no es lo mejor.  La vivencia de ese  paisaje exterior me nutre. Celebro esas festividades, paisajes y eso me enriquece a mí,   no tomo apuntes, los apuntes los llevo en la memoria y cuando  sale esa verdad  sale ese colorido, ese amor, esa pasión.

¿A qué edad  hizo su primer dibujo?
Comencé a trabajar desde que tuve uso de razón, fui muy  afortunado porque desde niño  comercialicé mi arte. Yo llevaba a mis compañeros de estudio del jardín mis dibujos, caricaturas y ellos me daban de su lonchera o  me pagaban con  monedas. Hasta ahora soy un artista  que sobrevive del arte,  haciendo lo que me gusta.

¿Cómo ha sido su evolución artística?
Me  concienticé de todas las técnicas en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Nariño,  eso me dio la formación académica,  pero  la libertad  la adquirí   cuando salí  de la academia y  rompí con  ese esquema. A veces  es muy difícil porque hay personas que se quedan con ese formalismo entonces para ser libres, independientes tienen que  volver  el arte  personal,  aunque  deben  tener conocimiento, ilustración de los cánones de las teorías del color, de perspectivas, eso me ha enriquecido mucho.

¿Y cuándo dio ese salto a la escultura?
La escultura  la vengo  trabajando   desde hace diez años,  es muy reciente. Siempre me gustó moldear  las formas, pero   lo que no ha sido  complejo es la fundición, porque no puedo tener un taller de esos, entonces uno tiene que estar supervisando  y es  muy complejo, muy difícil. La escultura que ves aquí, “ La niña del Carnaval” representa la  vendedora de sonrisas, es una niña de provincia que baja a la ciudad  y trae sus artesanías que son sus máscaras.  Dentro de mi evolución, es muy importante para mí  lograr  en la escultura la expresión de  mi pintura, no me desconecto. Es el mismo lenguaje, la misma expresión.

EN MI PALETA NO HAY UN COLOR PREFERIDO.

Recorrer  la galería en compañía del maestro Santacruz es un privilegio sin igual. Cualquier inquietud es respondida en cuestión de segundos. No pude evitar  tropezarme siempre con la mirada dulce y penetrante de los niños de los Andes.

¿Se inspiró en algún niño para representar esa mirada  que tienen los niños en su obra?

Me inspiré en una leyenda. Cuando  tenía cuatro años, me fui como de costumbre a pasar las vacaciones en nuestra  finca en el Cebadal  en Pasto, tierra de trigales.  Nuestros padres  solían decirnos una historia  para que estuviéramos en la casa temprano: En el campo se aparecía un duende que era un niño de cinco años, era  un ángel que se quedó penando entre  el cielo y  el infierno. A partir de las cuatro de la tarde se aparecía a los niños que encontraba  fuera de la casa  y  los encantaba, a  media noche  los miraba, los llamaba y los bañaba en las chorreras de agua del campo. Con ese temor uno se regresaba  temprano a la casa y recuerdo que en el pueblo había ciertos personajes como tontos,  extraños, entonces decían que ellos habían sido encantado por los duendes.

¿Y  alguna vez se tropezó  con un duende?
Tenía en mi estudio un  horno  rústico,  de leña para hacer el pan. Mi  taller estaba en el  patio, un día  comencé a trabajar, pero no me llegaba la inspiración, me desvelé  con la idea de pintar, pero era ya casi  media noche y  estaba en blanco, sin  inspiración. Mis padres me habían comentado que en ese horno había  una guaca, que   podría haber un entierro de monedas de algo, que si yo veía  que se reflejaban una  luces debía por una estaca  en se sitio. Yo  seguía frustrado en mi desvelo, cuando en un momento sentí un ruido del lado del horno y  vi  el duende tal cual como me lo habían descrito, dentro  del horno, era un niño que estaba como recostado en un balcón mirando.

Fue cuestión de segundos,  casito me infarto del susto  pero vi  con  temor  que era un gato de ojos brillantes y descansé. Pictóricamente  de allí nacieron los niños de ojos  grandes que yo represento. Esa misma noche pinté al niño del horno, fue  tanta la emoción  que casi termino esa noche el cuadro, trabajé hasta  las cuatro de la mañana.  Al día siguiente  llegaron unas personas enviadas por la universidad del Nariño, que buscaban  pintores nariñenses,  entraron a mi taller miraron todos los cuadros que tenia, pero la atención estuvo centrada en el niño del horno, en mi  caballete. Me dijeron a este cuadro solo le falta firma, Cuánto vale? Es nuestro, lo llevamos. Eso fue  muy afortunado para mí porque este niño me ha patrocinado mucho.

En otra de sus obras, usted pinta los sombreros  en actitud de reverencia, mirando hacia abajo ¿por qué?
Yo represento la fe andina, dentro de un concepto,  de un paisaje muy moderno, pero sigue teniendo esa música interior andina y esa fe de nuestra gente que es muy religiosa.

¿Tiene algún significado la presencia del color  negro en sus obras?
En mi paleta no tengo un color preferido, todos tienen la misma prelación  y  cuando dejo un color por fuera,  me produce mala energía, no puedo  omitir ninguno, así me haya programado. Todos los colores  son importantes, si dejo de utilizar  un color, se presenta  justo  el momento en que lo necesito. Para mí los colores tienen espíritu, magia, es una visión que tengo para trabajar así sea un claro oscuro, un blanco y negro, la presencia del color  me da  mucha seguridad. Algo  que identifica mi obra es el colorido,  un color libre donde existe  el  negro con presencia del blanco, el rojo, etc, No hay negación del color. Todos los colores  enriquecen en mi obra.

ME GUSTA DESAFIAR EL CABALLETE.

El Centro Cultural Santacruz esconde muchas sorpresas. Descubrí una serie de Espantapájaros, muy  propia del  paisaje Andino, con bellos trigales  en tonalidades pasteles que esconden  esas  figuras misteriosas hechas por los  campesinos, muy preciosos, muy únicos, que nacen dentro del mismo paisaje.  Carlos me dice que el público ha aportado mucho a su  obra, porque le han hecho ver  otras cosas en las cuales no había  pensado.  De repente quedamos ambos observando su  inmenso mural.

¿Qué  le inspiró para pintar  mural Tierra Iluminada?
Es un resumen de mi  obra. Tiene toda la costumbre, nuestro paisaje de la sierra, con las muchachas, la laguna Sindamanoy   de Nariño,  los volcanes de nuestra cordillera central, nuestros nevados, el cóndor, tiene la cultura Quillacinga  que es  pre colombiana  de esta región. Tiene la oración de los espantapájaros,  los cegadores, hay una riqueza muy importante de la sierra y  la figura central es una niña que está representada con una máscara con una aureola de la cultura de la sierra, de la cultura Tumaco.  Al costado izquierdo el paisaje de la cultura del pacifico los chamanes, la fiesta del currulao, muelles primitivos, rústicos, calles de maderas dentro del mar, puertos libres, bahía, muy nuestras, las gaviotas,  el atardecer… Hago una síntesis de nuestra cultura y paisaje.

¿En cuánto tiempo  realizó este mural?
Esta obra la hice en dos años. No trabajo en bocetos,  lo hago todo  directamente y eso  me produce una entrega,  uno va creando esa aparición de esa pintura,  uno quita,  pone, eso es muy lindo, ese desafío, esa lucha dentro del caballete, ese contra punteo.  Fui  haciéndolo en  mi  estudio con transparencias, hasta llegar  a la finalización del cuadro. El primero  sorprendido al  ver la obra fui yo mismo.


¿Dónde le gustaría que se exhibiera permanentemente su mural?

Es una obra  muy interesante  y  valiosa. Quiero verla  en un espacio que sea público, masivo, que no sea limitado. Un mural  no es convencional,  no es una  obra de tamaño pequeño, el mural es más universal, se rompe lo personal para llegar al mensaje masivo de culturizar..

¿El volcán Galeras ha tenido alguna  relevancia en su obra?
El  Galeras es fuente de mi inspiración. En muchas de mis obras lo he dibujado, en este momento no lo tengo en mi galería, pero ha sido una temática muy importante que  he realizado, pues he logrado representar el  volcán en la dimensión que tiene y el  culto que le  rinde el nariñense.. He estado muy cerca del  volcán Galeras y  es otro universo, genera mucho respeto.


Finalmente, ¿Qué planes tiene para este año 2011?

Voy hacer una exposición de arte, con la  inauguración de mi  tienda, donde se podrán adquirir mis  diseños,  todo eso  en el Centro Cultural Santacruz. Si el público no puede obtener un cuadro  original, entonces compra una litografía, como se hace en los museos del mundo. Tenemos  toda clase de accesorios como  mugs, porta lápiz, tarjeteros, hay suvenires muy exclusivos para perfumería, guardarropas, etc

Fotos: Centro Cultural Santacruz

Agradecimeintos: Agustin Ibarra Salas. Maestro  Carlos Santacruz.

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