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Cultura - September 25, 2018

Vikingos: entre la realidad y la ficción

@NataliaGnecco

Vibrar con las aventuras del legendario Ragnar Lodbrok de la serie Netflix es sin duda un excelente afrodisiaco para salir en búsqueda de los vikingos y nada mejor que unirse al itinerario que ofrecen el Centro Cultural Paideia y la historiadora Diana Uribe

, en su viaje a Escandinavia, un destino que muy poco publicitado en Colombia, pero que nos lleva a las entrañas de tres siglos marcados por los constantes ataques a pueblos e iglesias europeas que protagonizaron estos comerciantes y guerreros desde finales siglo VIII hasta finales del XI.

La era vikinga es apasionante, pero la serie se queda corta según afirma Juliana Hurtado directora de Paideia, pues considera que un solo personaje no da abasto para resumir las huellas de la historia que dejaron estos guerreros cuyos orígenes se concentran en Dinamarca, Noruega y Suecia. Por su parte Diana Uribe no duda en hacerles una venia por la incidencia que tuvieron al globalizar la historia a través de sus increíbles viajes, sin pasar por alto la organización social y política que poseían.

¿Realidad o ficción? Los rastros de los vikingos están por toda Escandinavia, una región geográfica rica en historia, literatura, lingüística y modernidad que vale conocer de la mano de expertos, por eso tanto Juliana como Diana se esmeraron por darnos la mayor información posible. Nuestra primera parada fue en Copenhague- Dinamarca en el museo de los vikingos en Roskilde, en donde se encuentran tres barcos sumergidos en el fiordo de Roskilde, los cuales fueron hundidos a propósito, para proteger la ciudad de invasiones enemigas.

El lugar tiene su magia, a pesar que otros viajeros lo vean como un simple embarcadero, de ahí la importancia de los guías locales como Juan Ramírez, Yero Rock  y la constante compañía de Diana para rescatar lo avanzados que eran los llamados bárbaros, pues fabricaron unas embarcaciones ligeras que podían sortear toda clase de tormentas en las profundas aguas del Mar de Norte, del Báltico y todos los océanos que cruzaron a diestra y siniestra, pues está comprobado que llegaron mucho antes que Colón al nuevo mundo.

De Dinamarca salieron los vikingos colonizadores de Inglaterra y Francia. En Roskilde constatamos que desde el año 920 ellos controlaban gran parte de las islas británicas y parte del norte de Francia, la indumentaria que se encuentra aquí nos dio una idea sobre la apariencia de estos guerreros que dista mucho del prototipo de Olafo, porque no tenían cuernos, usaban escudos, armamentos como hachas, cuchillos, tornillos, martillos y protegían su cuerpo con cotas de mallas y cascos forjados en hierro para la cabeza. Pero además de todo este andamiaje lo que más se destacaba en los vikingos era la ausencia de temor a la muerte, porque de acuerdo con la mitología nórdica era privilegio perecer en la batalla y entrar a valhalla, ese majestuoso salón ubicado en el reino de Asgard, gobernado por Odín.

Salimos de Roskilde a Gotemburgo, una importante ciudad portuaria sueca , que goza de un ambiente cosmopolita y continuamos a Oslo la capital de Noruega para visitar el museo de barcos vikingos conocido como Vikingskipshuset y de nuevo Diana Uribe intervino para aclararnos sobre la tergiversación de información que ha existido alrededor de estos legendarios colonizadores, pues la recibimos directamente de las abadías de una Europa sumergida en el cristianismo, esas eran las oficinas de prensa de la época.

Los viajes de los vikingos se dieron del 750 al 1050 D.C, en la época en que en Europa no sabían nadar, ya ellos eran unos navegantes habilidosos, que construían embarcaciones veloces, bien equilibradas para largos viajes en el mar. Los vikingos de Noruega fueron quienes colonizaron Islandia y Canadá, fue curioso descubrir que sus embarcaciones servían también como tumbas, se enterraban en el mar de donde han sido rescatados. En el museo Vikingskipshuset encontramos cinco esculturas de cabezas de animales talladas en madera, dos de ellas decoradas con garras en plata, que se situaban en la proa. Además vimos unas cuerdas que se suponían estaban en la boca de cada bestia. Estas esculturas se utilizaban posiblemente para protección, cuando se construían las embarcaciones y para sus rituales funerarios.

Dentro de las muchas razones que tenían los vikingos para salir a aventurarse en los océanos, pesaba mucho su organización social, pues el hijo primogénito varón era el único que heredaba posesiones, los demás no tenían derecho, entonces sino heredabas buscabas dónde tener una granja, un bote y salir de los apacibles fiordos noruegos en búsqueda de tesoros para regresar con mucho oro.

¿Fueron los vikingos mercenarios? Como Europa vivía guerras internas por la ambición de los reyes de tener más poder y tierras, en muchas oportunidades este tipo de uniones estratégicas funcionaban muy bien: los vikingos recibían porciones de tierras más fructíferas que las que poseían en las heladas tierras nórdicas, a cambio del apoyo en el campo de batalla. A medida que recorremos Noruega, sus glaciares, sus imponentes fiordos confirmamos que la geografía del país no era tan amistosa en esas épocas, por eso sus invasiones constantes, que con el tiempo los hizo quedarse en otras tierras, renunciando al paganismo para convirtiese al cristianismo, como es el caso de los Normandos.

Después de conocer el maravilloso fiordo Geiranger y hacer una parada obligatoria para disfrutar del glaciar Briskdal, nos dirigimos por tierra de Skei a Mannheller a orillas del Sognefjord, el fiordo más largo de Noruega, luego cruzamos en ferry hasta Fodnes para llegar hasta Laerdal y finalmente llegamos al museo de Gudvangen, en donde pudimos visitar una villa vikinga llamada Njardarheimr.

La familia vikinga nos recibió con las puertas abiertas, las casas eran de madera, tenían sembrados de paja encima de los techos, para protegerlas del agua y la nieve, además eran pintadas con sangre de vaca. Nos enteramos que según la tradición cuando se casaban el marido no les daba un anillo a sus mujeres, sino la llave de la casa, que las hacía responsable del hogar. Si no eran esclavas, no estaban obligadas a permanecer casadas, o si se comprobaba que el esposo tenía una conducta incorrecta, podían liberarse de su unión. La sociedad vikinga era igualitaria, lo cual tenía su origen en mitología nórdica, hombre y mujer nacieron de dos árboles: el fresno (Ask) y el olmo (Embla) luego Odín, percatándose del uso que se les podría dar, los dotó de almas.

La mujer estaba dotada de armas como cuchillos o martillos, estaban llamadas a defenderse de ataques de otros pueblos vikingos. Hacer un vestido de lana les lleva como 300 horas, proceso largo que se iniciaba al esquilar la oveja, lavar secar la lana, luego hilarla, tejer y con plantas coloreaban sus vestiduras. Por su lado los hombres se dedicaban a la caza, a prepararse como guerreros, a construir sus barcos y a navegar guiándose por las estrellas.

Los vestigios de los vikingos en Suecia revelan que fueron colonizadores en Rusia y Constantinopla, quizás sus andanzas son menos famosas porque hay más información sobre las sagas de los vikingos de Noruega, pero nuestro recorrido nos hizo descubrir otras ciudades del territorio noruego como Lillehammer, Gardermoen, Karlastad hasta llegar a Estocolmo.

De acuerdo con la historia, Suecia fue conformada por pequeños territorios gobernados por caudillos vikingos que tenían categoría de monarcas absolutos. Durante el recorrido por la capital sueca descubrimos una enorme piedra rúnica en plena calle, que era la manera de escribir de los vikingos, algunas veces utilizadas en las tumbas para honrar la memoria de sus guerreros, e incluso algunas runas muestran cómo el intercambio comercial entre el este de Suecia y el Cercano Oriente fue muy intenso en este momento en la historia.

En todas las tiendas de souvenirs de Estocolmo encontramos algo de los vikingos, igual se puede visitar otras atracciones el museo de Vikingaliv, hay restaurantes temáticos, villas, cruceros y quienes deseen ir más allá, pueden explorar Runriket, la región de Estocolmo que tiene la mayor densidad de piedras rúnicas del mundo. Toda esta ruta se complementó con las increíbles narraciones sobre la mitología Escandinavia que nos hizo Diana Uribe, que resultan difíciles de resumir, pero me encantó la historia de Thor, hijo de Odin, el dios de la guerra, del trueno y la lucha salvaje, quien fue retado varias veces por Loki, considerado la divinidad del mal, pues su naturaleza era compleja, llamaba al caos y algunas veces actuaba del lado de los dioses y otras en contra.

De Estocolmo a travesamos en el crucero nocturno Tallin Silja hasta Helsinki. Al día siguiente, en nuestro city tour llegamos hasta el museo nacional de Finlandia que resume toda la historia de este país desde la era de piedra, destacando cómo gracias a los vikingos, los fineses estuvieron expuestos a influencias orientales y occidentales. Aunque no participaban en las expediciones vikingas, se beneficiaban del contacto y de las colonias que establecieron los comerciantes suecos.

Finalmente, Diana Uribe no escatima el tiempo para ilustrarnos sobre otros aspectos de Finlandia, que van más allá de la era vikinga, desde su asociación a la liga hanseática, su transformación durante la época de la reforma, (cuando aún hacía parte de Suecia) y cómo pasó a ser parte del territorio de dominio del Zar durante la gran guerra del norte. Además de su rol en las guerras napoleónicas en 1809 cuando fue conquistada por el imperio ruso y cómo durante las dos guerras mundiales este país aprovechó para lograr su independencia de Rusia. Mejor dicho, Finlandia logró finalmente su independencia, no sin antes estar en las ambiciones políticas de Suecia y Rusia.

¿Ahora si te animas a descubrir Escandinavia?

 

Fotos: Alejandro AQ- Archivos NG

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