Margarita Ariza y su Blanco Porcelana
En nuestra memoria individual los recuerdos nunca mueren, se almacenan en lo profundo de nuestro ser. Sin embargo, un día cualquiera regresan, para demostrarnos que la conciencia no es tan solitaria como muchos pensamos. Prueba de ello es el proyecto Blanco Porcelana, que está enclavado en la historia personal y familiar de la artista Margarita Ariza, quien rompió las barreras del arte para incitar al público a reflexionar sobre el racismo en medio de unas condiciones de mestizaje complejas como las que vivimos en Colombia.
Blanco Porcelana fue el ganador del Portafolio de Estímulos 2011, en la categoría Creación y Circulación en Artes Plásticas. Un reconocimiento merecido a una artista que se atrevió hablar de racismo a través de frases familiares y prácticas de belleza en las cuales la discriminación se asoma de manera disimulada. “Desde niña sentí que el tema de la apariencia física te hacía parte de un grupo o te dejaba por fuera literalmente. En el colegio fui percibida como negra, aunque no lo soy y creo que desde allí siempre me he sentido identificada”. Explica la artista colombiana.
Margarita Ariza vive y trabaja en Barranquilla Colombia, a pesar que nació en Buenos Aires, Argentina. Es en Barranquilla, donde su familia ha vivido por generaciones, desde la casa de su abuelo Rafael Ariza Pernett y su bisabuelo Pompilio Sabas Ariza Fontalvo, ingeniero mecánico quien construyó los vapores Atlántico y Antioquia y pertenecía a una familia de capitanes de buques del Río Magdalena. Su amor y orgullo por Barranquilla son inmensos.
Margarita realizó durante cinco años trabajo voluntario, con personas con VIH de la Fundación Eudes, en un taller denominado “Una Legión de Ángeles Clandestinos”, y se desempeñó como profesora catedrática en Universidades como la Escuela de Artes y letras de Bogotá, la Universidad Javeriana de Cali y la Universidad Icesi de Cali.
Actualmente se encuentra vinculada al Museo de Arte Moderno de Barranquilla en el área de educación y proyectos. Dirigió el proyecto Industrias Culturales del Banco Interamericano de Desarrollo en Cali y el Programa de educación continua de la Facultad de Artes de la Universidad Javeriana de Bogotá. Hizo parte del equipo de curaduría del Museo de Arte Moderno de Bogotá y participó del documental Batalla de las mil flores de Caracol y el Ministerio de Cultura, con motivo del Bicentenario.
Entre sus exposiciones se encuentra la serie Reclutables Genéricos Anónimos, que se exhibió recientemente en la Galería de la Aduana de Barranquilla.
Todos heredamos un modelo de belleza.
Margarita cree que las palabras poseen una gran fuerza, es por eso que decidió recolectar frases sin aparente importancia que la gente suele decir y que reunidas son un claro testimonio de cómo el lenguaje opera en la construcción de la identidad y en una sutil o abierta discriminación de lo Indeseado.
¿Cómo nació la idea para su proyecto Blanco Porcelana?
Como proyecto comienzo a concebirlo durante 2007. Empiezo a reunir materiales de carácter personal, uno de los primeros es mi propio álbum de bebé, en el cual se encuentra una carta que se entrega a las madres embarazadas y que una amiga le dio a mi mamá mientras me esperaba, en la cual hay un párrafo que dice: “me gustaría tanto ser tal como tu imaginas, gordito, rosado, de pelito rubio y de ojitos claros, pero si acaso no soy así…. no te aflijas por eso….”. Esto obviamente resultaba muy interesante para pensar en el modelo bajo el cual aún nacemos.
¿Ser madre incidió en su idea?
Cuando tuve a mi hijo 14 años atrás, hablaba con mi mamá de esto, tanto que ella misma me mandó la misma carta, pero el contenido había cambiado y decía: “ si mis ojitos no son oscuros, no te aflijas”. Era como diría Miguel Iriarte, una invitación a pensarnos humorosa e inteligentemente teniendo como pretexto las incontables expresiones populares de diferentes épocas relacionadas con distintas formas de vivir el racismo en nuestra experiencia social.
¿Y cómo aterriza al concepto de discriminación?
Aquí surge una interesante reflexión sobre la definición misma de racismo identificada por muchos únicamente con acciones visibles de exclusión y persecución. Sin embargo, al recopilar frases cotidianas, prácticas de belleza y paralelamente estudiar nuestra historia, llegas a la conclusión que existe un racismo velado, que hace parte de la herencia colonial del sistema de clasificación racial, que otorgaba derechos a las personas de acuerdo con su blancura, (discriminación étnica), y que hasta hoy se expresa de maneras sutiles, anclado a los elementos o situaciones más cotidianas, sencillas de nuestra vida. Y por supuesto al ser una construcción cultural transmitida de generación en generación, es difícil sustraerse de ello. Por eso es tan importante por lo menos pensarlo y hacerlo visible.
¿Cómo fue esa experiencia de buscar las imágenes que pudieran sustentar la discriminación?
Fue un proceso muy interesante, porque fue de la mano con mi familia. Aquí en Barranquilla mis tíos me prestaban sus fotos, me contaban sus frases caían en cuenta poco a poco de la cantidad de historias que teníamos en todas las generaciones. Mis recuerdos y experiencias anteriores y recientes, comenzaron a enlazarse en el cuento de hadas. Mi mamá me aportó muchas imágenes. Mi papá trabajaba investigando sobre el árbol genealógico desde hace muchos años y me ayudó con material muy valioso. La cuna de la instalación es la mía, por allí pasaron doce niños de la familia, incluso mi hijo Simón. Todos los objetos imágenes documentos son muy personales.
¿Tuvo algún autor o filósofo en quien sustentar esta investigación?
Me documenté muy bien y me sirvió mucho el trabajo de autores como Santiago Castro Gómez, quien en su libro titulado La Hybris del Punto Cero, explica claramente el tema de la aspiración de blancura, como un mecanismo de control y dominación de la elite criolla, para mantener sus privilegios. Lo sorprendente es que esto, que de la época de la Nueva Granada, habite entre nosotros y esté tan arraigado en nuestro pensamiento.
¿Hubo influencia de algunos artistas?
Para Blanco Porcelana, me parece muy importante mencionar el trabajo de artistas como Regina Galindo, Ellen Gallagher y Liliana Angulo.
¿En cuánto tiempo lo realizó?
Inicia cuando comienzas a preguntarte, a pensarlo. ¿Será desde niña? luego la experiencia del embarazo y nacimiento de Simón, las muchas conversaciones con mi prima Pelu, quien sufrió mucho por esto en su niñez, con mi familia. Durante 2008 hice unos primeros borradores de cartilla y unas notas con la idea de la instalación, la cuna, el móvil, el dibujo y la polvera real, hecho a mano. Este año entre julio y octubre se realizó la producción. Sin embargo, creo que es un proceso en el que sigues pensando investigando y en esa medida el proyecto continúa. La página Web además está diseñada para que la gente pueda participar.
A propósito, su página es interactiva, provoca unirse a la dinámica. ¿Cómo ha sido la respuesta del público?
Yo quisiera decir que buenísima, pero la realidad es que es un asunto delicado, del cual muchos no quieren hablar. Hemos recibido en la página varios testimonios, lo mismo durante las intervenciones, algunas personas se han acercado para contarnos lo que pasa en su casa y tenemos grabado en video ese material. Recientemente recibimos una invitación de la Fundación Circulo Abierto que dirige Vicky García para realizar un taller con las profesoras del Colegio Pies Descalzos y Aeiotú , que fue muy interesante.
¿Resultó pedagógico?
El taller fue muy significativo porque las profesoras pueden trabajar esto en el colegio. Al final todos contaban miles de experiencias familiares y del colegio. No obstante, hay que reconocer que no todo el mundo tiene esa familiaridad con la navegación en internet, la gente en Colombia prefiere hablarte y contarte personalmente las cosas. En Facebook hay muchos comentarios interesantes que incluyen a mi familia.
¿Hacer el trabajo en Blanco y negro se suma de alguna manera a esa herencia mestiza que habita cada molécula de los colombianos?
Sí, fue pensado así. Es muy interesante cuando oyes los testimonios, porque aún hay gente que se considera blanca blanca. Y hablan de los afros descendientes estableciendo una distancia y señalando las diferencias. Todos los intentos por definirnos, todas las etiquetas que construimos y la seguridad con que se afirman: blanco, negro, negro azulado, moreno, moreno claro, nos conducen a esa curiosa escala de grises.
¿Qué simboliza la cartilla?
La cartilla es una memoria que reúne el cuento, construido de manera autobiográfica, las frases familiares y los textos.
¿Y la polvera?
La idea de la polvera está relacionada con el modelo de belleza heredado y su relación con las prácticas de belleza y el consumo. Un modelo de belleza euro céntrico que por muchas generaciones se ha construido, a través de las imágenes de la historia del arte que aluden a la belleza, y posteriormente a través de los medios que nos venden este modelo en la contemporaneidad. En mi historia personal, este modelo de belleza también fue el de mi abuelita Teresa, ícono de la belleza y la bondad en nuestra familia, al que difícilmente podríamos alcanzar.
Noto que esta vez dejo a un lado los pinceles y trabajo más la fotografía, el lápiz y papel. ¿Cómo se sintió en este nuevo rol?
Creo que fue una búsqueda. Inicialmente para algunas imágenes trabajé también pinturas pero me di cuenta que para desarrollar esta idea requería otros medios, por lo cual tomé la decisión de dibujar e intervenirlos.
¿Piensa llevar Blanco Porcelana a otras esferas del arte nacional?
Me parece muy importante hacer visible esta problemática en diferentes lugares del país.
De blanco a oscuro.
No solo la discriminación ha sido objeto de estudio por parte de esta artista multidisciplinaria, pues gracias a esa sensibilidad artística que posee., Margarita pudo entrar en los oscuros laberintos del conflicto armado de Colombia, con su serie Reclutables Genéricos Anónimos, una metáfora que involucra al ganado y a los menores ex combatientes.
¿Cuál fue el balance de esta exhibición?
La obra se expuso en la galería de la aduana de Barranquilla. Paula Silva había escrito un texto y Miguel Iriarte escribió un artículo que es muy interesante. Los comentarios fueron muy positivos.
¿Por qué ese titulo de Reclutables Genéricos?
Año tras año, mientras llegaba el bus del colegio veía todas las semanas las filas de camiones con ganado, esperando para entrar al matadero San Martin e inexplicable albergaba un sentimiento de impotencia. Así mismo niños y jóvenes alrededor del mundo incursionan en la guerra. Bien sea por engaño o azar, en busca de sustento, o quizá en busca de poder, engrosan filas de los grupos armados.
¿Y esa metáfora con animales como las vacas a qué se debe?
Armados para la guerra son llevados como el ganado al matadero en filas similares, en camiones parecidos, y anónimos en una lista interminable.
¿A qué se refiere cuando habla de genéricos?
Mi obra pretende mostrar cómo los jóvenes conforman un sistema en el que cada “baja” es un gaje del oficio; son prescindibles, al fin y al cabo, cada efectivo se reemplazará por otro de los mismos. Todos son y no serán nada más que genéricos. La sucesión de la vida alimenta lo cotidiano. La trascendencia de una pérdida se diluye en el hecho que cada vez se incorporará uno nuevo a la fila. El ciclo se repite.
Finalmente ¿cómo logró fusionar su obra Reclutables con su amor por los niños?
Yo apoyo la Fundación Fútbol con Corazón, una organización que trabaja arduamente para brindarle nuevas oportunidades de vida a miles de niños vulnerables del Caribe colombiano, a través de la realización de esta exposición, Reclutables, Genéricos, Anónimos, pretendo hacer una reflexión alrededor del reclutamiento forzado de niños y jóvenes, obligados a formar parte de las Filas de combate de los actores del conflicto armado en nuestro país.
La Promesa, mi más reciente libro
¡Bienvenidos a todos los amantes de la literatura y a los nuevos lectores que est&aa…