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Colombia - October 8, 2014

Chócolo: el caricaturista debe ser escéptico

@NataliaGnecco

Dicen que los ojos son el espejo del alma, pero no todos tenemos el talento de desnudar con los ojos todas esas historias urbanas impregnadas de violencia, arte, política, amor o desamor que nos rodean para plasmarlas en un papel como lo hace Harold Gilberto Trujillo Torres, más conocido como Chócolo. Con su andar despreocupado, en contra de las manecillas del reloj, ya sea sumergido en un vagón del transmilenio o escuchando las ocurrencias de un niño que apenas comienza a dibujar, este caricaturista colombiano logra sacudirnos de la cotidianidad.

Con una larga trayectoria en medios como El Malpensante, Soho, Semana, Cambio 16, El Tiempo, el Mundo, El Espectador y ganador en el 2013 del Premio Nacional Simón Bolívar en caricatura, Chócolo no ha perdido su sencillez, su amor por los sudados paisas, como tampoco ese picantico que mantiene en la punta de la lengua y le sale en el momento preciso.

Censurado, criticado, ovacionado y premiado, sigue siendo el mismo soñador que empezó trabajando con Darío Arizmendi en El Mundo, ese joven que fue reclutado por Ponto Moreno del periódico El Tiempo en un concurso en Calarcá.

 

Cargado con sus lápices, acuarelas y papel llega al Hotel Tequendama para hablar un poco de lo divino y lo humano mientras me dibuja una caricatura. Sonriendo, con sus rizos despeinados me dice: “El humor es un principio de liberación como decía Sigmund Freud, por eso la caricatura es un acto de paz.”

Chócolo, ¿tú te ríes de ti mismo?
Hay que reírse de uno mismo para tener paz consigo mismo. Un país en paz es un país que se burla de sí mismo. Además, la caricatura es la memoria histórica de un país, con nuestro trabajo le refrescamos la memoria a los colombianos.

¿Alguna vez te han reclamado por alguna caricatura?
La señora Lina Moreno me llamó una vez cuando Uribe era Gobernador de Antioquia, muy querida, muy educada a pedirme disculpas por una carta que su padre y uno de sus hijos iban a publicar en forma de protesta por una de mis caricaturas. Yo rompí ese fax porque el que guarda un fax, guarda pesar.

¿Eres es uno de los primeros anti uribistas, incluso antes que existiera el furibismo?
Uribe me ha dado tanto tema que me cae hasta bien, es un bacán. Eso sí, lo único que sabe de paz, es que es la capital de Bolivia. Hace poco hice una caricatura del debate de Uribe… él es más guerrerista que Mancuso.

Pero ¿caricaturizar a Uribe te ha causado problemas?
Claro, fui censurado durante la era de Uribe porque imagínate uno de los jefes de El Tiempo, de repente se convierte en Vicepresidente de la República. No me publicaban. ¡No aguanta!

¿Ese tipo de censura se sigue ejerciendo en los medios?
Sí, y había algo peor, la “autocensura”, es dibujar lo que usted sabe que quieren publicar, osea guevonadas. Sólo una vez me sugirieron cambiarle un texto a una caricatura…¡Oigan a mi papá! Igual te digo, me le quito el sombrero a Enrique Santos, lo admiro mucho y vivo muy agradecido con Luis Noé Ochoa editor del periódico el Tiempo.

Pero los políticos no deben querer mucho a los caricaturistas…
El caricaturista sabe que los políticos son un laboratorio de corrupción y de violencia, aunque hay sus excepciones. El gran problema en Colombia fue cuando los políticos infiltraron a los traqueteos, ahí se jodieron los traqueteos y la terminaron de embarrar los políticos.

¿Cómo mantener la objetividad entonces?
El caricaturista de opinión debe ser escéptico, pelético y peludo.

¿Cuáles son tus caricaturistas preferidos?
Los caricaturistas buenos en Colombia se pueden contar con los dedos de las manos… de Vargas Lleras.

En serio, ¿quiénes son tus favoritos?
Admiro a Osuna, Caballero y a Mico… ellos sí son caricaturistas de opinión.

¿Por qué?
Periódicos como El Tiempo han convertido a los caricaturistas en ilustradores de sus páginas editoriales, pero no son caricaturistas de opinión, por eso tienen a Matador. Existe mucha censura.

¿A quién consideras tu maestro?
Crecí copiando a Elkin Obregón un caricaturista muy conocido en Antioquia, pero desconocido en Bogotá. Yo primero era ilustrador, pero después empecé hacer caricatura de opinión.

¿Con que sueñas?
Sueño con un Ministerio de la Caricatura, siendo el Ministro yo para firmar todos los contratos para vivir como la gente de bien, ser uno de sus personajes y dejar de vivir de la caricatura.

¿Cómo te llega la inspiración?
Me inspiro en cualquier lugar. Desde niño siempre dibujé, era el mejor dibujante en el colegio y en la Universidad. Si estoy ilustrando un libro por ejemplo, en una noche puedo hacer 20, 30 caricaturas o más.

¿Te consideras rebelde?
La verdad, soy un resentido, a mí se me sale el resentimiento, porque vivimos en un país muy inequitativo.

¿Y qué haces para mejorarlo?
Siempre estoy dictando talleres de caricatura a los niños porque sé que a sus bisnietos les va tocar vivir en un país en paz. Ojalá. ¡Qué aburrición!

Finalmente, ¿qué proyectos tienes entre manos?
Ahora estoy buscando un productor para una serie de animación.

 

Fotos: Archivo caricaturas Chócolo
Agradecimiento: Iván Contreras

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