Natalí, un nuevo aire para el vallenato
El calor en la plaza de Chiriguaná era tan pegajoso que el sudor se apoderó rápidamente de la multitud. El agua recorría los cuerpos como si un chorrito de la majestuosa ciénaga de la Zapatosa rociara sus cabezas. Solo la música colmaba la ansiedad de la sed. De repente el escenario recibió a una niña de
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