“Prima di appassionarmi per una qualsiasi donna , giocai il mio cuore all´azzardo e me lo vinse la violenza.”
En una iniciativa conjunta entre la Embajada de Italia en Colombia, la Embajada de Colombia en Italia y el Instituto Italiano de Cultura en Bogotá, se imprimieron 400 ejemplares en italiano del clásico de la literatura colombiana La Vorágine, de José Eustasio Rivera. Este proyecto, realizado en colaboración con la editorial SUR, celebra los 160 años de relaciones diplomáticas entre Italia y Colombia, y busca tender un puente literario y cultural entre ambos países a través de la traducción de una de las obras más representativas de nuestra narrativa nacional.
Mi lectura de La Vorágine en italiano
Leer La Vorágine después de tantos años y hacerlo en italiano ha sido una experiencia profundamente enriquecedora. Como lectora que conoció la obra en el colegio, hoy percibo con mayor madurez la historia de Arturo Cova y su amor idealizado por Alicia. Encuentro en Arturo un personaje ambiguo, dominado por sus miedos, sus celos enfermizos y su inseguridad. Su falta de determinación hasta perder a Alicia por completo me resulta tan frustrante como humana. Más allá de su trama, La Vorágine sigue siendo un espejo de la violencia persistente en Colombia, una herida abierta que, aunque ya no se vive en los Llanos Orientales con la fiebre del caucho, continúa reflejándose en la falta de convivencia entre los pueblos indígenas y el resto de la población.
La selva, agresiva y fascinante, me volvió a sorprender. Redescubrí tradiciones como el uso del “yajé” o ayahuasca, una bebida psicotrópica ancestral que Rivera menciona en su novela, adelantándose a su tiempo. Resulta asombroso pensar que muchos lectores pasamos por alto ese detalle en su momento.
El estilo de Rivera mantiene su exquisitez incluso en italiano. Es un placer disfrutar su lenguaje en esta lengua de Dante, explorar nuevo vocabulario y dejarse llevar por una narración fluida que transmite la fuerza de los ríos, la dureza del paisaje y la fragilidad del ser humano. Los personajes cabalgan sin rumbo, intentando cerrar las heridas del amor y la pérdida, con Alicia y Griselda como símbolos eternos de la belleza y el deseo. La selva amazónica, descrita por Rivera, se convierte en un crisol de culturas: indígenas, franceses, italianos, judíos, árabes, capataces de Barbados y agentes internacionales que van y vienen por el Amazonas. Esa diversidad da a la obra una universalidad que sigue viva un siglo después.
Cien años de La Vorágine: la recopilación de Javier Moscarella
Gracias a esta nueva lectura descubrí la interesante compilación de Javier Moscarella sobre La Vorágine. En ella, el autor menciona el proyecto del Banco de la República: La Vorágine, 100 años de lecturas, que se desarrollará entre 2024 y 2028, año en que se conmemorará el centenario de la muerte de José Eustasio Rivera.
Este proyecto cultural, que abarca los 29 Centros del Banco de la República en todo el país, propone diversas líneas de acción como la mediación de lectura, la divulgación de colecciones y la promoción de nuevas interpretaciones de la obra a través de temas actuales como: El mapa no es el territorio – una reflexión sobre la geografía y la macrorregión Orinoco- amazónica desde la perspectiva de la novela. Somos naturaleza – un cuestionamiento a las nociones de progreso basadas en la explotación indiscriminada de recursos naturales y humanos. Un progreso en armonía – un análisis de los modelos de desarrollo económico y sus impactos sociales y ambientales. El Banco de la República rinde así un homenaje a Rivera, ofreciendo un valioso acervo bibliográfico y documental que ilumina el contexto social y político de su obra.
Rivera, el hombre detrás de la leyenda
Moscarella también reconstruye con detalle la vida del autor. Narra cómo, en Orocué (1918), el abogado huilense José Eustasio Rivera conoció a Luis Franco Zapata, un manizaleño que había huido con su amada Alicia Hernández para escapar de un matrimonio arreglado. Aquella historia real inspiró el germen de La Vorágine, una novela que transformó la literatura latinoamericana.
Rivera fue reconocido en vida por figuras como Miguel Antonio Caro, Guillermo Valencia, Miguel de Unamuno y Horacio Quiroga. Su obra ha sido traducida al inglés, francés, checo, mandarín, alemán, ruso, rumano, lituano y búlgaro, entre otros idiomas. Cien años después de su publicación, La Vorágine sigue tan vigente como siempre: un testimonio poderoso sobre el extractivismo, la naturaleza y la condición humana que continúa dialogando con nuestro presente.
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