Una Damnatio memoriae para Escobar
La “condena de la memoria” o “damnatio memoriae” era una práctica de la antigua Roma que consistía en condenar el recuerdo de un enemigo del Estado tras su muerte,
de esta manera, cuando el senado romano decretaba oficialmente esta medida , se procedía a eliminar todo cuanto recordara al condenado:imágenes, monumentos, inscripciones, e incluso se llegaba a la prohibición de usar su nombre.
Muchos emperadores se vieron afectados por esta práctica, incluyendo a Calígula, tercer emperador romano que fue asesinado con tan solo 29 años y dejó a su paso una serie incalculable de asesinatos, escándalos sexuales, incestos y ejecuciones. El soberano fue borrado de la lista de emperadores de Roma, pues como todos saben fue un hombre malvado y despiadado.
Pero la historia demuestra que este veto se ha aplicado tanto a hombres como a mujeres, y prueba de ello es Hatshepsut, la primera reina de Egipto, perteneciente a la Dinastía XVIII, quien se hizo al trono después de dar un golpe de Estado sin precedentes e imponerse ante su esposo. Desde que murió, hacia el año 22 de su reinado, cayó un manto de silencio sobre su figura. La mujer que había osado proclamarse faraón fue objeto de una damnatio memoriae, la eliminación de toda referencia de su reinado, como si éste no hubiera tenido lugar. Incluso su nombre quedó suprimido de la lista de los Reyes. Su biografía la narró de manera magistral la escritora francesa Christiane Desroches, conocida como la gran dama del Nilo en el libro Hatshepsut, la reina misteriosa.
Traigo todo esto a colación porque a pesar que a muchas personas les parece insignificante que 25 años después de la muerte de Escobar se haya demolido uno de los últimos símbolos del auge del narco más famoso del siglo pasado, vale la pena aprovechar este hecho para condenar la memoria de Pablo Escobar, de una vez por todas, pues fue un enemigo del Estado. No es sano permitir que un hombre que tanto daño le hizo al país siga inspirando a la juventud colombiana para glorificar la cultura del dinero “fácil”: no más series, no más propaganda, no más libros, documentales, películas; ni alusión a su nombre, ni visitas turísticas a su tumba o a su zoológico, ni material POP, ni nada de nada.
Por eso celebro que el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, y el de Palermo Italia, Leoluca Orlando, se unan para salvar sus ciudades del turismo criminal, pues ambas capitales se hicieron famosas por sus oscuros delincuentes y están trabajando juntas para cambiar su reputación y rechazar a las multitudes de turistas. Medellín y Palermo, que se hicieron célebres por series de televisión populares como narcos, se han unido para sacudir su mala reputación como centros amenazadores del bajo mundo que albergan a los carteles de la droga y de la mafia, como bien lo reportó la periodista del diario The Telegraph, Andrea Vogt.
Tener un aliado como el alcalde Leoluca Orlando, autor del libro ‘Hacia una cultura de la legalidad”, es una gran oportunidad, porque hay que aprovechar la experiencia siciliana de un mandatario que logró cambiar la cultura de la ilegalidad que reinaba en su ciudad, para entrar en un proceso de crecimiento cultural y económico. Ha sido todo un proceso lleno de retos, pues Palermo era conocida como el “Líbano de Italia”.
Ahora bien, no puedo negar que hay escepticismo cuando hablamos de demoler el legado de Escobar, lo pude comprobar en uno de mis grupos de Facebook, cuando al compartir el enlace del periódico The Telegraph alguno de los miembros dijo que tendrían que destruir “todo Medellín” porque hasta el Metro estaba salpicado de dineros del narcotráfico. Sea verdad o mentira, lo que sí podemos hacer desde ya los colombianos es condenar la memoria de Pablo Escobar, pues como bien afirma Gianlucio Valenti, Consultor de relaciones de Italia con Colombia: “el problema de la mafia no es solo una imagen, sino que se traduce en valores que engendran un comportamiento intransigente.
Al menos me alegra pensar que Netflix ha puesto su interés en un tema muy alejado de la violencia y las drogas ilícitas como es la adquisición de los derechos de Cien años de soledad, la obra maestra de Gabriel García Márquez. Nada mejor que una serie sobre Macondo, en lugar de una sobre Escobar, así no se logre plasmar en las nuevas plataformas digitales todo ese realismo mágico que brota de sus personajes.
Espero si algún día regreso a la Plaza Mayor de Madrid- España no encontrarme con ese inmenso aviso publicitario, que tenían en el 2017 promocionando una navidad blanca con la foto del “Escobar” de la serie narcos, sino mas bien toparme con la imagen de Úrsula Iguarán, como paradigma de la mujer latinoamericana.
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Fotos: El Tiempo- Live Sicilia- Supercurioso
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