Un síndrome llamado SAD
Cuando el doctor Cruz me recibió creí que me tropezaría con uno de esos profesionales rígidos que desafían las manecillas del reloj, pero su charla amena y su naturaleza colombiana sumada a sus treinta cinco años de convivencia en Quebec rompieron el hielo de inmediato, tanto que pensé que le había picado el gusanillo del
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