Netiqueta colombiana
@NataliaGnecco
Hoy más que nunca todos interactuamos de forma digital, las imágenes o textos que compartimos pueden ser vistas por todo el mundo, gracias al auge de Internet, la creación de una red de fibra óptica global y el rápido desarrollo de las tecnologías de la comunicación de larga distancia. Prácticamente todo está dado para mantener un entorno que facilite la conversación, sin embargo, ante la ausencia de reglas simples, el desconocimiento de la netiqueta, lo que está predominando en los foros y redes sociales de Colombia son los ataques personales, las obscenidades, los insultos, las peleas entre periodistas, las amenazas y el bullying verbal.
Se supone que cuando se participa en un foro virtual está totalmente prohibido incitar a la violencia, o discutir por cualquier cosa que no estemos de acuerdo, pues el foro no es el sitio adecuado. Es más, la plataforma global se concibió para el plug and play, colaborar, compartir conocimiento y abrir espacios de participación, pero los foristas colombianos se han pasado todas estas normas por la faja, lejos de emplear el foro virtual como una herramienta que les permita encontrar con quien entablar conversaciones de interés e intercambiar ideas y creencias sobre diferentes aspectos de la vida diaria, los han convertido en verdaderos campos de batalla.
Cuando lanzamos un trino o interactuamos en una discusión virtual, debemos estar abiertos para escuchar y aceptar las demás opiniones, así sean diferentes a las nuestras, después de todo, las personas con las que estamos interactuando son reales, viven en alguna parte del planeta. ¿A qué se debe entonces que en Colombia los foristas agresivos sigan ganando terreno ante quienes sí hacen aportes significativos?
El contenido de noticias amarillistas, sumado a la falta de imparcialidad de muchos periodistas puede ser apenas una de las fichas de este ajedrez, pues la influencia es palpable en los comentaristas virtuales. Si quienes forjamos la opinión no manejamos un código de ética, ¿qué le podemos exigir a la audiencia virtual?
Vemos columnistas de importantes revistas como Semana, poniéndole apodos a Raimundo y todo el mundo, burlándose de la desgracia ajena, irrespetando la dignidad humana y generando discusiones virtuales poco sanas. Esto sin mencionar a otros que de un momento a otro se cambian el sombrero del periodismo, por el de la política; saltan de generar opinión, a publicitarse con sus propios colegas; de poner entre las cuerdas a personajes públicos por corruptos a conquistar espacios políticos para agitar las banderas de sus respectivos partidos.
Si a esto le sumamos el comportamiento virtual de última moda, es decir los hijos de mandatarios y ex mandatarios disparándose dardos letales en el twitterpara defender las posturas políticas de sus progenitores; o la de colegas agrediéndose en las redes, no es extraño ver el pésimo comportamiento de quienes opinan en las redes y foros virtuales. Lo más triste es que nadie se detiene a pensar en la imagen de violencia e intolerancia que proyectamos cada vez que un internauta se tropieza con el rosario de vulgaridades de los foristas colombianos.
Estamos en un círculo vicioso donde quienes abren los espacios para discusión están parcializados, no se imponen claramente las reglas de juego, no hay controles para bloquear usuarios con agresiones verbales, por eso podemos leer el mismo comentario insultante en mayúsculas, por varios días, meses y años. Cuando el forista ya no encuentra cómo destruir lo que está leyendo, entonces enfila su puntería y termina insultando al autor del artículo, al medio de comunicación, porque la meta es no dejar títere con cabeza.
Hasta las noticias positivas en Colombia generen comentarios destructivos, ni siquiera negativos, sino destructivos, es el caso del tan sonado video de Shakira y Rhianna. Para poder ver el enlace tenemos que leer la cantidad de insultos de los foristas que no la bajan de “loba, perra, prostituta”, etc, etc. ¿Esos son los comentarios que se merece una artista de talla internacional que vino a inaugurar su colegio “Pies Descalzos”, para beneficiar a 700 mil niños colombianos en situación de pobreza?
Mientras los autores de los contenidos no se esmeren por educar a su propia audiencia, mientras no propiciemos un diálogo con respeto, es muy difícil que se abran verdaderos espacios de reflexión e intercambio cultural, social, político y económico. Nos queda pues la tarea a los mismos periodistas de aprender hacer mejor uso de las redes sociales, de dar verdadero ejemplo de imparcialidad, objetividad y respeto en el tratamiento de las noticias, de impregnarle altura a las discusiones virtuales, Nada más chocante que un colega que ventile sus traiciones, pasiones y odios en las redes sociales, pues convierten las palabras en “balas” generando más intolerancia y violencia.
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