Ojo Alas Balas: Testigo silencioso de la injusticia.
Siempre que un ave se posa sobre la cabeza de alguien, es inevitable recordar la imagen del genial Alfred Hitchcock , quien utilizó un ataque de pájaros sin razón para que el espectador sintiera el máximo nivel de suspenso en su película The Birds . Por eso cuando una paloma ciega se estrella cerca de Humberto Martínez, un mal presagio se adueña del cortometraje Ojo Alas Balas, pues justo ese día el protagonista es asesinado y acusado injustamente de ser terrorista.
Al igual que Hitchcock, el realizador samario, Mauricio Arrieta decidió no proporcionarle un final tan explícito a la trama de la historia. Sin embargo, el desarrollo de cada escena nos proporciona una serie de indicios que nos transporta a una lista de premisas falsas que buscan dar respuesta al asesinato de Humberto, una de ellas es la presencia de una paloma, como perturbadora del orden establecido.
El corto fue co-producido por Faraelio Films, una productora de cine con sede en Santa Marta, cuyo director es Mauricio García, asesor de tesis del cortometraje Ojos Alas Balas. Su pupilo, Mauricio Arrieta logra un efecto perturbador en la audiencia en solo siete minutos, toda una hazaña si tenemos en cuenta que el corto metraje nació de un proyecto de grado del programa Cine y Audiovisuales de la Universidad del Magdalena y fue elaborado en animación bidimensional cuadro a cuadro, en un programa de ilustración digital.
Arrienta afirma que la producción de estos siete minutos duró casi dos años, durante los cuales desfilaron dibujantes que animaban personajes o pintaban escenografías; artistas que creaban los sonidos y música del mundo animado, etc. Todos aprendiendo, trabajando y equivocándose al mismo tiempo, pero siempre con una gran expectativa, la cual sobrepasó las pretensiones de su creador.
Recientemente, Ojo Alas Balas obtuvo una mención en el Festival de Cine de Cartagena FCC y además fue invitado al FIPA, Festival Internacional de Programas Audiovisuales en Biarritz- Francia, una doble razón que motivó a Arrieta a preparar un vernissage en Santa Marta e invitar a muchos espectadores al café cultural La Canoa, donde junto a un grupo de osados artistas samarios hicieron una muestra colectiva en torno a la historia de Humberto Martínez.
ME GUSTA EL RESULTADO FINAL.
Pude entrevistar a Mauricio cuando estaba departiendo con sus amigos artistas en La Canoa. Con su cabello alborotado que le agrega cierta rebeldía a su personalidad y ese acelere al hablar, propio de su generación, me confesó que aún no sale de su asombro, pues sin proponérselo, su proyecto de grado ha transportado las fronteras.
Los samarios disfrutaron del cortometraje y de la exposición de arte “Ojos Alas Balas” el pasado 11 de abril. La publicidad se manejó a través de redes sociales, se invitaron un total de 1500 personas y asistió tanta gente que tuvieron que hacer cuatro proyecciones del corto para satisfacer a la audiencia.
¿Cómo nació la idea de hacer este cortometraje?
La metáfora principal del corto surgió en una plaza de Cali. Estaba sentado en una de las bancas frente a la catedral dándole de comer a las palomas, cuando una en particular llamó mi atención. Estaba mal herida, flaca, con pocas plumas encima, no caminaba, ni volaba, se chocaba con los árboles, estaba ciega. Su imagen desahuciada quedó en mi mente durante meses hasta mezclarse con las narraciones de mi profesor de Historia del Ateneo Moderno, Humberto Navarro Macías, acerca de la realidad colombiana. Luego pensé en un niño colombiano que viviera lejos de su ciudad, que hubiera sido sometido a la violencia, viendo minas quiebra patas y cómo crecía aprendiendo hablar en medio del terror y quise hacer un símil entre el niño y la paloma ciega. Ese niño es el adulto violento que un día cualquiera decide acabar con su vida y cuando está listo, se tropieza con esa paloma ciega, se reconoce e identifica con ese animal.
¿Por qué el corto es mudo?
El corto es silente, al final son los presentadores en la televisión quienes hablan. Quería transmitir la soledad de este hombre, quien está en la madrugada en la plaza de Bolívar en Bogotá, pero sus vestiduras corresponden a un hombre que vive en el Caribe. Entonces ese frio, esa soledad y ese silencio me apreciaron claves para que el espectador pudiera relacionar a la paloma con el individuo y entender el tema.
¿Por qué escogió la figura de Bolívar como un protagonista más?
El tema es bastante colombiano, los colores de la escenografía son el amarillo y azul, el cual en un momento dado se torna todo en rojo. Ahí está Colombia. La idea surgió originalmente en la plaza de la Catedral de Santa Marta, pero luego de ver las imágenes de la plaza Bolívar, de estudiar las implicaciones y riquezas simbólicas del sitio se hizo el cambio. Entonces es la historia de un hombre solo, de una paloma ciega y ahí estaba la escultura de Bolívar. Era imposible no darle cierto protagonismo o participación, darle vida, posicionar al personaje principal, Humberto, para que el ángulo real de la escultura lo estuviera viendo, con un gesto grávido. Darle participación a este personaje, símbolo de la libertad, de la batalla contra la opresión es clave dentro del juego simbólico del corto.
¿ Bolívar se vuelve testigo o cómplice?
Me encanta el resultado final en cuanto a su participación, aunque no sea más que una escultura. La paloma empieza posada sobre él, apenas se le ve la cabeza. Bolívar Está ubicado de tal manera que observa a Humberto, rodeado de grandes símbolos institucionales de la Plaza Bolívar y en última instancia, es el único testigo de lo que en verdad le ocurrió a Humberto. Un testigo mudo de la injusticia y no podrá hacer nada al respecto.
¿Cuál fue su rol en el cortometraje?
Yo soy el escritor, dibujante, animador, básicamente los personajes y escenografía son míos.
¿Cómo fue el proceso para realizar Ojo Alas Balas?
Los primeros ocho meses perdí todo porque el disco duro se dañó. Entonces empecé de ceros pero ya sabía lo que no debía hacer. Aprendí a entenderme con el sonidista, el músico, todo bajo la supervisión de mi director de proyecto de grado, Mauricio García.
¿Cómo recibió la noticia de su participación en FIPA?
La invitación de Biarritz fue una sorpresa que llegó a última hora. Un día de diciembre estaba listo el cortometraje y al siguiente se vencía la fecha de recepción de participantes para el Festival. Una semana después, el corto estaba entre los cuatro seleccionados. No habría vacaciones, a correr para los papeleos de visa y nacionalización ante el Ministerio. La visa la otorga únicamente la Embajada Francesa en Bogotá. Por suerte el Productor Ejecutivo de Faraelio Films, Federico Esteban, me colaboró en todo durante mi estancia en la capital. Fue así como del 22 al 28 de enero el FIPA presentó varios cortos colombianos como Gallo Fino de Tatiana Parodi y Luis Fernando Sánchez; Sin Regreso de Edgar Deluque; Jipy Kogui de Sorany Marín y Ojos Alas Balas.
Cuéntenos un poco sobre su experiencia en Cartagena
El festival ha dado un giro increíble en dos años. Desde la selección de películas, la formación de público con entradas gratuitas, la competencia y medirse con cortos nacionales e internacionales fue increíble, sentí mucho orgullo al haber ganado una mención. Me impactó mucho el trabajo de Victor Kossakovsky realizador ruso radicado en Alemania, que hace producciones con documentalistas en Argentina. Una de sus frases celebres es: ” Si puedes escribir o contarlo, no hagas la película. Haz algo que solo se pueda contar con imágenes”. Su documental Vivan las Antípodas indaga de qué manera se conecta un poblador de Entre Ríos en Argentina, con uno de Shangai y otros misterios a través de ocho historias opuestas. Cuando vi este documental de dos horas me dije, no creo que vaya a ver algo mejor que esto.
LA COMUNICACIÓN ES LA CLAVE
Después de armar todo este rompecabezas que implica un cortometraje, ¿qué sintió cuando vio su producto final?
Fue tortuoso, especialmente la música, recuerdo que estaba lista y de repente se tuvo que cambiar. Cuando ya lo proyectamos por primera vez, cuando vi las primeras reacciones fue emocionante. Cuando estaba en Francia viendo la reacción de la gente, en festival en Cartagena o cuando se lo mostraba a los artistas que me acompañan en la muestra me sentí igual de emocionado. Después cuando los artistas decidieron participar en la exhibición, mi alegría fue mayor, pues siento que este proyecto no es solo mío, es parte de un colectivo y eso es genial.
¿Qué lo motivó hacer la exhibición colectiva?
Después de regresar de Francia y de Cartagena, quise presentar mi corto en Santa Marta me reuní con otros artistas les mostré trabajo y decidimos hacer una exhibición colectiva en La Canoa, con nuevos talentos de cómo Shadya Bayter, José Serna, José Vélez, Cristina Gómez, César Coley, Laura Noguera y Eduardo Revollo.
¿A dónde quiere llegar con su cortometraje?
A partir de mi participación en Cartagena me dieron información de otro festival del Cine de la Plata en Argentina y sé que hay otros festivales de documentales en Montreal.
Usted abarca un tema muy común en Colombia, la violencia. ¿Qué aportes podrían dar los artistas como usted en el camino hacia la reconciliación con jóvenes cuya vida está empañada por un pasado violento?
Es una pregunta compleja, pero creo que desde el minuto que escogí este tema sabía que la comunicación era la palabra clave. Los medios se pueden usar como armas, en Ojos Alas Balas presentamos la desinformación mediática para que la gente reflexiones sobre eso y se observe asimismo. Los artistas sólidos podemos difundir un mensaje claro a la sociedad para apoyar espacios de reconciliación. Aprender a comunicarnos es el punto de partida, hoy existen muchas herramientas como facebook, twitter, youtube, blackberry, iphones pero seguimos con deficiencias en la comunicación, existen muchos medios pero seguimos muy alejados.
Finalmente, ¿Qué fortalezas y debilidades enfrentan los cineastas en Santa Marta?
Según varios colegas de Bogotá, Cali, tenemos algo aquí que no existe en el interior de Colombia y es las ganas de contar historias y el talento para hacerlo. En los festivales la gente se pregunta porqué no hay más documentales participando y existe una tendencia en otras ciudades hacer muchas cosas, pero ocultarlas, mientras que aquí queremos hacer más, ir a las escuelas, descubrir, aprender qué se hace en exterior, etc, esa motivación es muy grande. Nos falta el espacio y tenemos que comenzar por generar un público. Buscar un lugar, digamos que pudiéramos contar con una cinemateca distrital, eso sería lo óptimo.
Agradecimeintos
Mauricio Arrieta
Cafe cultural La Canoa
Juan José Martinez- Agenda Samaria
Fotos: Mauricio Arrieta
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