Indigentes de Montreal: ¿Pobreza o drogadicción?
Fue tan desagradable el insulto que no aguanté las ganas de responderle cuando me tildó de “patética”, pero lo peor fue que me sacó de quicio por un momento, algo que no me ocurre con frecuencia. Sin embargo, este episodio me hizo reflexionar tanto que comencé a mirar descaradamente a esos muchachos que se pasean por el centro de Montreal especialmente en la esquina de las calles Sainte Catherine y Berri: Vestidos de negro, custodiados de inmensos pastores alemanes, postrados en la calle, sucios, con el pelo largo, tatuados hasta la coronilla, oliendo a alcohol, fumando marihuana y durmiendo en la calle.
A medida mi curiosidad aumentaba, más notaba la presencia de varios indigentes que eran casi invisibles para mi. Ya perdí la cuenta de cuantas veces me he tropezado a * Marc un monito muy simpático, pero supremamente sucio, que cuando está de buenas pulgas me dice “bonjour”; otras veces me mira como un zapato, a veces pasa por mi lado llorando o riéndose a carcajadas o con los ojos vidriosos con una de sus *“trabas” interplanetarias que lo dejan volando por varios días.
Para rematar, otro de ellos me vio con unas gafas oscuras en un día invernal bastante oscuro porque la alergia en los ojos me tenía desesperada, me lloraban todo el tiempo, los tenía enrojecidos y necesitaba protegerlos de la luz. Como tenia que pasar por allí obligatoriamente para ir a la farmacia, pues me tropecé con un tipo que pensó que yo adopté el estilo de Stevie Wonder porque andaba volando en las nubes… mejor dicho, me lo gané por unos minutos que se me hicieron eternos pues era obvio que pasaba por una “crisis de ansiedad” y casi me enloquece para que le vendiera “Speed” o le dijera a donde diablos encontraba el expendio de esa droga.
Cuando por fin logré deshacerme del individuo, entré corriendo a un restaurante, me tome un café y me quedó una pequeña duda metódica: Qué era peor, ¿que me dijeran “patética” o que me confundieran con una “vendedora de drogas”? Bueno, ni modos, ya había tomado una decisión: averiguar más sobre este flagelo y hacer un seguimiento. Fue así como me enteré sobre el evento “La Nuit des sans-abri” o la noche de los indigentes, www.nuitdessansabri.ca una campaña de sensibilización sobre la pobreza, la desafiliación social y la indigencia, que padecen cada vez más y más los jóvenes en Quebec.
VAGABUNDO POR UNA NOCHE.
“La Nuit des sans-abri” , es un evento que se realiza desde 1997 simultáneamente con otros Albergues del Corazón, que organizan en colaboración con un número creciente de socios, una noche especial de vigilancia, ya sea en una casa o en un sitio público, con varias presentaciones artísticas. Es así como desde Montreal hasta Drummondville o de Victoriaville, pasando por Longueuil, Joliette, Sherbrooke, Gatineau, St-Hyacinthe, Trois-Rivières, Québec, Laval, los Albergues del Corazón y sus socios toman la calle para denunciar la pobreza de las personas sin hogar e invitar a la comunidad a manifestar su solidaridad hacia los ciudadanos que viven en la precariedad.
En el 2008 cerca de 8,500 quebequenses demostraron su solidaridad y pasaron una noche en vela para exigirle al Gobierno una acción contundente a través de una política global a favor de los indigentes. Irónicamente este año, la jornada se realizó en plena campaña electoral municipal, desde las 6:00pm del 16 de octubre hasta el 17 de octubre a las 6:00 am, yo traté de buscar el impacto de este evento en los comunicados de prensa que emitían los candidatos en cuestión, en sus programas de gobierno y fue inútil, este aniversario de una minúscula porción de la población sólo hizo eco en los periódicos, que escribieron una breve referencia a la celebración de los veinte años de “La Nuit des sans-abri”.
Alain Labonté me envío la invitación y logré camuflarme entre la multitud: se presentó un grupo de reggaeton latino; otro de punk rock; un espectáculo de circo, hubo actividades para niños, venta de ropa, de piezas de arte, comida, desayuno e incluso se leyeron cartas de otras noches similares que se realizaban en Quebec, se intercambiaron testimonios con danzas, discursos, proyección de películas, declamación de poesías, etc. Básicamente durante el evento se reclamaba el derecho a tener un alojamiento, a la educación, a la salud, a la ciudad, a los ingresos, a una red de ayuda y solidaridad. En un desolado parqueadero cerca al metro Beaudry se dieron cita muchos indigentes que recorren diariamente las calles de Berri y si bien algunos padecen de trastornos mentales, para mi lo más grave de esta problemática es la falta de una política eficiente de prevención de drogas en la juventud en Quebec.
Si bien el gobierno reconoce que existen 50.000 quebequenses en la calle, de los cuales unos 30.000 deambulan en Montreal, algunos creen que esa cifra es más elevada y continúa en aumento. Para mi la indigencia en los jóvenes es alarmante sobre todo si esta asociada con las drogas, porque es un fenómeno letal, degenerativo, que no puede ser evadido ni desestimado. Después de pasar en vela una noche rodeada de indigentes, en “La nuit sans abri” y regresar a mi casa, me vino a la memoria la palabra “patética” , porque me acordé de un político colombiano que para ganar puntos en su campaña a la Alcaldía de Bogotá, se fue a dormir una noche en el piso, en un tugurio, es decir en unas casitas improvisadas en los cerros, con una familia muy pobre. Al día siguiente lo entrevistaron los noticieros de televisión y el contó su proeza con tremendo orgullo, pero antes de irse su humilde anfitrión le dijo: Oiga doctor para que entienda mejor nuestra situación, mejor usted se queda durmiendo aquí y yo me mudo a su casa”.
*Marc: Nombre ficticio.
* Trabas: Drogadas
Imagen: Renata Carvalho
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