
Recuerdo que cuando estaba en la universidad una de mis compañeras aseguraba con orgullo que podía conocer a un hombre con solo saber su signo zodiacal porque había dormido con todos los signos astrológicos. Además se sabía de memoria el libro de Linda Goodman “los signos del zodiaco’, por eso mis amigas y yo no dudábamos en preguntarle si el signo del hombre en cuestión era compatible o no con el nuestro y hasta nos calculaba su ascendente astrológico, el cual según ella era lo más importante, pues definía la personalidad.