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Cultura - May 3, 2016

Sebastián Barros y los valores de la literatura

Con una melena de rizos dorados que juguetean en su rostro y contrastan con sus profundos ojos cafés, Sebastián Barros derrochaba toda esa energía propia de los niños a los seis años, mientras corría por los atestados pasillos de la Feria Internacional de Bogotá (FILBO). A su paso saludaba a muchos visitantes desprevenidos, que lejos estaban de imaginar que las fantasías de ese niño pasaron de dulces palabras, a graciosos textos animados para su primer cuento Anacleto y Babosín.

Sebastián ha vivido rodeado de expresiones artísticas, gracias a su padre Antonio Quintero Palmera, escritor, compositor y poeta, quien le leía desde pequeño en voz alta párrafos literarios a los cuales su hijo les creaba un final. El tiempo fue pasando y a los cinco años Sebas, como le dicen cariñosamente, le dijo con mucha seguridad a su papá que deseaba escribir su propio cuento, fue entonces cuando inició la creación de los personajes Anacleto y Babosín.

Sin embargo, todo este proceso creativo tuvo una duración de 16 meses, pues el pequeño narrador se tomó su papel en serio, cual Rafael Pombo tratando de darle vida a El renacuajo paseador, Simón el bobito o La pobre viejecita. Por eso Carla, su madre lo explica jocosamente: “Antonio le dijo que toda historia tiene unos personajes, y fue así como mi hijo fue armando su cuento hasta la versión final, a la cual sólo le cambiamos una palabra, en ese momento ni pensábamos en publicarlo hasta cuando preguntó ¿y cuándo van aparecer mis cuentos como tus libros en una librería papá?”

Una nueva generación de autores

Carla explica que para las ilustraciones de Anacleto y Babosín trataron de conseguir alguien que pudiera entender la historia y en una heladería en Barranquilla Ana María Barrio, la elegida para este trabajo se citó con Sebastián para darle vida a sus simpáticos enanos. Como siempre el pequeño relator tarareaba una canción, sus padres se llevaron por ese impulso y Antonio le mandó hacer una partitura para darle el toque musical a los personajes, dicha melodía según los expertos es jazz y fue grabada en el estudio Fama Music de Valledupar, dirigido por Jimmy Cuéllar.

Casi sin querer queriendo, los graciosos enanos viven aventuras que reflejan los miedos y angustias infantiles usuales. Carla retoma la conversación para aclarar: “el cuento Anacleto y Babosin no tiene un personaje malo, no hay un antagónico, no tiene moraleja, pero sí resuelve los miedos de los niños como la oscuridad, el encierro, los lugares muy abiertos. Además, no tiene un formato tradicional, pero nos asombra con realidades como la preocupación de ellos por terminar ese último bocado de comida y su sorpresa cuando los volvemos a sentar a la mesa a comer, por eso reaparecen las galletas.

El stand de Sebas en la Feria es todo un ensueño y ha recibido muchos personajes como a la Princesa Laurentien de Holanda, quien quedó fascinada con este pequeño, muy dedicado a montar bicicleta, jugar play y pasar tiempo con su papá. Curiosamente los cuentos preferidos de este joven autor son El señor y la cerda de Anthony Browm y a La Diestra de Dios Padre de Tomás Carrasquilla, pues como dice su mamá, le gusta mucho el personaje de Peralta.
El vecino de Sebas

A poca distancia del stand de Sebastián uno de sus colegas también aboga por la literatura infantil. Se trata de Carlos Hernando Rico, licenciado en lingüística y literatura de la Universidad Distrital de Bogotá, autor de Los juguetes y las vocales traviesas de editorial enlace. La inigualable experiencia de trabajar con niños de diversas edades y condiciones sociales, lo llevó a profundizar su formación académica con estudios de Magister en promoción de la lectura y literatura infantil en la Universidad de Castilla La Mancha de Cuenca, España.

Rico afirma que el futuro de la literatura infantil en Colombia es muy prometedor, pues además de fenómenos literarios como Sebastián, se están consolidando nombres como Ivan Da Coll, Yolanda Reyes, Beatriz Helena Robledo, personas que se destacan a nivel internacional. Con entusiasmo agrega: “lo más interesante es que la mayoría de la gente nueva trabaja con niños de primera infancia, de bachillerato aportando una gran experiencia. Los autores están comprometidos con la creación de textos que enriquecen el mundo de los niños, a partir de la cotidianidad y le ponen el corazón”.

Asimismo, Carlos, quien trabaja en la institución El Bosque del municipio de Soacha destaca que esta nueva generación de escritores se preocupa por darle un nuevo aire a la literatura y al igual que lo hace Sebastián con sus progenitores, se apoyan con padres de familia para que interactúen con sus hijos, de manera que los textos acerquen al nucleo familiar.

De la literatura Infantil a la juvenil

Y como el pequeño vecino de Carlos ha llamado tanto la atención, (la Ministra de Educación Gina Parody lo invitó a leer su cuento a otros en la FILBO2016), le conté de su existencia al profesor Hugh Hazelton, PHD , traductor, crítico literario, escritor, poeta quien vive en Montreal y trabajó por muchos años en la Universidad Concordia.

Un poco sorprendido por la edad de Sebastián, Hugh me contestó que a pesar de no ser especialista en la literatura infantil considera que hay mucha más variedad y apertura en este campo ahora. Con paciencia explicó: “Después de Harry Potter, hemos visto un boom en la publicación de series de libros que transcurren en uno u otro mundo de fantasía específica. Esa tendencia nació antes de los libros de Rowling, con las series como la de Narnia de C.S. Lewis y El señor de los anillos de J.R.R. Tolkien, pero evidentemente la llegada de Harry Potter la reforzó. Creo que les gusta a las editoriales, porque motiva al lector de seguir comprando todos los tomos de la serie”.

Hazelton va más allá y comenta que el mercado de libros para “lectores jóvenes” (young readers) —es decir, los adolescentes (y a veces los preadolescentes)— ha crecido muchísimo. Con nostalgia afirma: “mi hija, que estudió en la escuela secundaria de 2012 a 2014, leyó muchas novelas de este tipo en sus cursos de francés, y a veces yo hubiera preferido que los estudiantes leyeran novelas más conocidas escritas para el público general.

Sin embargo, tengo que decir que traduje un poema largo de 60 páginas de un escritor argentino, Jorge Luján, hace algunos años, que narró la historia de las óperas de Wagner, la serie de El anillo del nibelungo, para lectores jóvenes. Su versión fue tan sensible, fresca y entretenida, y manejó los elementos difíciles de la epopeya pagana (incesto, violencia, traición) con tanta pericia, que fue un gran placer traducirla para ese público joven, y considero el libro un éxito. Se publicó en inglés bajo el título Brunhilda and the Ring (Groundwood, 2010)”.

Sin saber que su nombre ya tiene un poco de recordación en Canadá por uno de los profesores más queridos por la comunidad latina en el exterior, Sebastián sueña con hacer precisamente este tipo de sagas que menciona Hugh y afirma que desea convertirse en booktuber y publicar un próximo libro que titulará “El pájaro se olvidó de los sabores”.

 

Fotos: Vladimiro Ortega Martínez. Archivos Hugh Hazelton- Carlos H Rico
Agradecimientos: carla Barros, Antonio Quintero Palmera, Iván Contreras y Hugh Hazelton
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