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Colombia - September 17, 2015

¿Más celular y menos trabajo?

@NataliaGnecco

El aparatoso accidente que sufrió una mujer en el norte de Bogotá cuando por ir distraída con su teléfono móvil fue atropellada por un bus del SITP es apenas un ejemplo del riesgo que podemos correr por ser esclavos de los celulares. Si bien estar en constante comunicación se ha vuelto una obligación, cada día se comprueba más que el uso ilimitado de los teléfonos inteligentes están afectando la productividad.

Una reciente investigación publicada en la Revista Time asegura que aunque las notificaciones sean generalmente de corta duración, pueden llevar a pensamientos irrelevantes a la tarea que estemos realizando o dejarnos con la mente en blanco, pues los teléfonos móviles afectan el desempeño o la atención así uno no interactúe con el dispositivo.

 ¿Cuántas veces interrumpimos lo que estamos haciendo para responder un mensaje de texto, ver una foto, oír un chiste o ver una notificación de twitter o Facebook? Es obvio que los teléfonos son herramientas poderosas que nos permiten tener acceso instantáneo a la información y comunicación, pero cuando se utilizan en el mal momento o de la manera equivocada pueden ocasionar serios problemas en el trabajo o grandes dolores de cabeza.

Hoy salir a trabajar y olvidar el celular en la casa es una tragedia, por eso reflexionar sobre el uso de celulares está en auge, prueba de ello es el nuevo estudio de Journal of Experimental Psychology llamado “Percepción Humana y rendimiento”, en el cual los investigadores encontraron que cuando las personas realizaban una tarea que requería un enfoque intenso, terminaban desempeñándose mal si recibían la notificación de un texto o una llamada en su teléfono.

De acuerdo con el experimento, cuando los sujetos eran interrumpidos por sus celulares, al retomar su oficio cometían muchos errores y eran más propensos a improvisar. Aquellos que recibieron notificación de una llamada, así no la contestaran fueron tres veces más propensos a equivocarse. La razón de estos resultados es que, a pesar de creernos “multitasks” , nuestros cerebros no son realmente tan buenos en eso. Tenemos mucha atención para dedicarla en un momento dado, entonces entre más tareas tengamos, más se divide nuestra concentración.

Según los investigadores, a pesar que la interrupción de una notificación telefónica sea breve, obstaculiza nuestros pensamientos por un período considerablemente más largo, por lo que es tan difícil retomar las tareas. La confusión es tal, que la concentración se dispersa.
Una tarea de titanes

Expertos aseguran que de los casi 3 mil millones de mensajes de texto enviados cada día, éstos son enviados y recibidos por la gente en su lugar de trabajo. Todo apunta a que los usuarios de telefonía celular son cada vez más irreverentes, hacen caso omiso a cualquier norma ética o de seguridad cuando se trata de comunicarse.

La lucha en contra el abuso del celular es tan común, que algunas empresas han adoptado medidas como limitar el uso personal para los descansos, comidas no empresariales y emergencias; prohibir el teléfono celular en ciertas áreas de la empresa; exigir que los empleados firmen un acuerdo para respetar el ambiente laboral; monitorear el equipo con el registro de llamadas personales o excesos de Internet; publicar mensajes recordatorios en las carteleras o pantallas, hasta aplicar acciones disciplinarias.

Todo esto suena a disciplinar a la gente en la oficina, pero tratar de frenar el abuso del uso de este aparato que ya cumple 21 años de funcionamiento en Colombia va a ser una odisea, todo un reto para el futuro, porque si echamos una miradita al comportamiento en otros entornos, el resultado es nefasto.

Imagínese tratando de controlar al celador del edificio que no abre a tiempo el garaje porque está chateando en su celular; a la manicurista que maquilla las uñas con el aparato en la oreja mientras usted le recuerda por cuál dedo va; al amigo que revisa sistemáticamente su chat; al desocupado que invita a jugar Candy Crush justo cuando tenemos al jefe respirándonos en la nuca; a la niñera que contesta más de 40 mensajes al día sin cuidar de los niños; al taxista hablando con sus audífonos enchufados, mientras el pasajero va frenando en la silla de atras; a la empleada que se gasta toda la mañana limpiando la nevera porque se quedó viendo fotos; a la compañera que nos enloquece con su rintong reggaetonero; al chistoso que envía porno las 24 horas; o al ejecutivo que cita a sus empleados para que lo vean hablar por teléfono… Mejor dicho, ¡nos espera una batalla campal!

Fotos: David Dees, Time Magazine, Woman Thenest

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